Cuando se trata de preparar un asado, se adoptan trucos y métodos para mejorar el gusto de la carne y disfrutar de un buen plato. Entre ellos, se destaca uno que poco a poco ganó terreno: poner hojas de laurel en la parrilla.
Este truco hace que las hojas del laurel aporten un aroma único y un sabor especial cuando se coloca sobre las brasas o directamente sobre la parrilla.
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El secreto de este truco está en el humo. Cuando las hojas de laurel se calientan, liberan aceites esenciales que perfuman la carne y el ambiente. El resultado es un asado con un toque aromático, diferente y tentador.
Además, el laurel ayuda a neutralizar olores fuertes y aporta una nota fresca que realza el sabor de los cortes. Por otro lado, funciona como un repelente de insectos que pueden molestarte mientras preparás el asado.

Cómo aplicar el laurel en la parrilla
El truco es sencillo, ya que consiste en poner algunas hojas de laurel sobre las brasas o sobre la rejilla, cerca de la carne. Cuando el calor va quemando las hojas, el humo impregna los cortes con su aroma.
Sin embargo, se debe tener precaución a la hora de aplicarlo, ya que el exceso de hojas puede arruinar la comida.
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Si tenés una parrilla común, podés usar de dos a cuatro hojas de laurel secas o entre tres y cinco frescas.
En cambio, si tenés una parrilla grande o un asado para más de 10 personas, podés usar entre 6 y 8 hojas en diferentes sectores de la rejilla.