¿El pistacho es el nuevo dulce de leche? Al menos en lo que a tendencias golosas se refiere. Desde que Havanna lanzó su alfajor “estilo Dubai” —y agotó stock en tiempo récord—, y Lucciano’s hizo lo propio con una versión bañada en chocolate blanco y rellena de crema de pistacho, el público argentino se volvió fanático de este fruto seco que hasta hace poco era casi exclusivo de los helados premium.
Pero no solo las grandes marcas se subieron a la ola. En todo el país, emprendedores y algunas pymes abocaron a crear sus versiones artesanales: alfajores de pistacho puro, con corazón de mousse, con masa sablée o bien húmeda, y en clave “dubai style”, con rellenos cremosos, baños brillantes y pistacho triturado por fuera. La demanda crece, los sabores se diversifican y los productores también agotan su stock.
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Para Ana Vedia —pastelera especializada y reconocida como la “Reina del Alfajor” por su trabajo con productos artesanales y gourmet—, el boom del pistacho en la Argentina no es casualidad: “Es un fruto seco muy conocido en Medio Oriente, pero acá empezó a estar más presente porque desde hace unos años somos productores de pistacho, lo que hace que esté más al alcance”, explicó a TN. Para ella, el fenómeno también tiene un componente viral: “Todo este furor se potenció con las tabletas de chocolate estilo Dubai, que se volvieron sensación en todo el mundo y empezaron a aparecer en todas las versiones posibles”.

La pastelera también apostó por sabores sofisticados y originales: en septiembre del año pasado lanzó su alfajor de matcha y pistachos, una combinación que, según ella, “es perfecta”. El pistacho aparece tanto en la masa —junto con té verde, lima y limón— como en la ganache de chocolate blanco del relleno, dando como resultado un sabor armónico, vibrante y visualmente llamativo. Pero el verdadero quiebre lo dio en mayo, cuando fue la primera en el país en presentar su versión del alfajor estilo Dubai: “No me iba a subir al tren, pero de repente me subí porque me invitaron a dar un seminario de alfajores premium en el IAG, mi alma mater, y lo desarrollamos con los pasteleros del instituto”.
Su alfajor hecho en La Plata incluye una ganache de chocolate con leche y un corazón verdoso que combina kadaif (masa philo), pasta de pistachos y tahini, logrando una textura crocante y cremosa a la vez. El toque final: galletas de cacao intensas que equilibran el conjunto sin opacar los sabores. Se puede encargar por Instagram y cuestan $4500.

Otro de las empresas que se sumó a la tendencia es Arroyito Alfajores, de Tapiales, que lanzó su propia versión artesanal a $2800: con relleno de pasta de pistachos, masa “amaicenada” —suave y quebradiza— y cobertura de chocolate blanco. “Por ahora estamos con muchas ventas de este sabor que nació a raíz del furor del chocolate Dubái y el pistacho. Como están en todos lados, decidimos hacer nuestra versión y ver qué impacto tiene en la marca”, contó Noelia Cutillo, fundadora del proyecto, que empezó hace cinco años a partir de una receta de su abuela y hoy crece sin parar junto a su novio, Nicolás Cosentino.
Aunque Arroyito nació como un emprendimiento casero, la marca empezó a consolidarse en 2020, cuando la pareja formalizó el proyecto y le dio estructura de empresa. Hoy cuentan con ocho sabores diferentes, entre los que se destacan opciones con golosinas como el Bomba, el Dinamita y el Molotov. “Fuimos pioneros en este tipo de gustos, y hoy son los que más pide la gente por la novedad”, agregó.

El sabor pistacho llegó como un homenaje a sus raíces italianas, pero también como una apuesta estratégica. “Siempre nos interesó sumar un sabor que viniera de allá. Y justo coincidió con el auge del pistacho en redes, así que decidimos sumarnos también para deleitar a nuestros clientes, que son fanáticos”, explicó Noelia. Además, adelantó que en los próximos días lanzarán una nueva versión de alfajor de pistacho, pensada para comerse en frío, ideal para realzar su textura y sabor.

Fanática del dulce de leche y de los alfajores desde chica —“llegaba a comer seis por día porque siempre me parecieron demasiado chicos”—, Julieta Méndez encontró en esa pasión el motor para emprender. Su proyecto Zendem - su apellido al revés- nació en Lanús en octubre del año pasado con un lema claro: Abundancia de sabor. Todos sus alfajores pesan entre 115 y 120 gramos y tienen 80 gramos de relleno. Aunque empezó con versiones clásicas, enseguida sintió que debía ir por más: “El alfajor argentino necesitaba una reversión, más sabor y más creatividad”. Así nacieron sus versiones con pistacho, inspiradas en su mamá —fan del helado de pistacho mucho antes del boom— y elaboradas con pasta 100% natural, sin colorantes ni esencias artificiales.
La repostera y abogada ofrece cuatro variedades con pistacho, todas con base de dulce de leche y una tapa de cacao suave o intenso, según el caso. La primera que lanzó combina pistacho y trozos de nueces, bañada en chocolate blanco. Le siguió una versión con reducción de frambuesas, pistacho y chocolate semiamargo, que equilibra dulzor, acidez y frescura. Luego llegó el más audaz: el pistacho salado, que juega con contrastes entre el corazón cremoso y el baño de chocolate amargo. Finalmente, su más reciente creación es el alfajor Dubái, con dulce de leche, un centro de kadaif tostado con manteca mezclado con su pasta de pistacho casera, y cobertura de chocolate con leche.

“A la gente le encanta el pistacho, y más cuando es real. Todos se sorprenden con la textura, el sabor y que no es verde fosforescente: es el color del fruto seco verdadero”, cuenta Julieta, convencida de que esta moda llegó para quedarse —y para reinventarse.
El proyecto Casimiro Alfajores, de General La Madrid, nació en plena pandemia cuando su creadora, Lorena Kessler, se inscribió en un curso de alfajores regionales del Centro de Formación Laboral local. La iniciativa buscaba elegir un producto que representara al pueblo, y el suyo resultó ganador tras varias clases virtuales y presenciales. Con el premio bajo el brazo, Lorena pasó el resto de 2020 afinando recetas, definiendo el packaging y bautizando la marca. El debut público llegó en diciembre, durante el Festival de la Creación: montaron un pequeño stand con ayuda de la municipalidad y agotaron existencias en cuestión de horas. Desde entonces, sus alfajores —el primero “negro” y, poco después, una versión “blanca”— se convirtieron en un infaltable de cada feria.
Cuatro años más tarde, Casimiro ofrece diez variedades y presume de varios premios otorgados en distintos campeonatos: Mejor Alfajor de dulce de leche con baño Blanco (ACRA - 2022), Mejor Alfajor de dulce de leche con baño Negro (ACRA - 2023) y una distinción especial el año pasado por su versión de maní. El más reciente lanzamiento de Casimiro también se sube al boom verde: se trata del alfajor de pistacho, que combina el fruto seco con dulce de sauco en una versión triple que debutó en el Mundial de Alfajores 2023 y sorprendió por su originalidad.
“Fue cuando arrancaba todo el furor del pistacho, así que decidimos probar y ver qué pasaba. Y la verdad es que fue un furor”, dijo Lorena. Este año redoblaron la apuesta con una edición inspirada en el famoso chocolate Dubai, que combina pistacho con una cobertura de chocolate blanco estilo goloso y tentador. Aunque estaba pensado para competir en certámenes, la demanda superó cualquier expectativa y no llegaron a presentarlo: “Fue una locura. Hoy sacamos la primera tanda a la venta y nos vaciaron. Para la semana que viene ya tenemos pedidos de más de 150 o 200 docenas solo de este sabor”, celebra. Mientras todos los alfajores de Casimiro siguen vendiéndose muy bien, el de pistacho –o “el de Dubai”, como lo llaman entre ellos– se transformó en el imán irresistible del momento.

Mientras algunos todavía discuten si estos nuevos sabores se perpetuarán o son solo una moda pasajera, los alfajores de pistacho y estilo Dubai siguen ganando terreno en góndolas, ferias y redes sociales. Con sus rellenos exuberantes, coberturas brillantes y combinaciones audaces, seducen tanto a los fanáticos de los clásicos como a los paladares más curiosos. Y lo mejor es que, gracias a los emprendedores que apuestan a lo artesanal, cada versión tiene su propia identidad.