Las manzanas son una de las frutas más populares en las casas de los argentinos, aunque es imposible no sentirse decepcionado cuando mordemos una y se siente arenosa. Esto se debe a varios factores, pero sobre todo, al lugar en el que las guardamos antes de comerlas.
Para mantener a esta fruta fresca y crujiente, no hay que dejarla en el frutero. A diferencia de lo que se cree, el lugar ideal para guardar las manzanas es el cajón de verduras de la heladera. Sin embargo, se deben tener ciertas precauciones para evitar que se vuelvan arenosas.
Por qué se recomienda guardarlas en la heladera
El frío de la heladera ayuda a ralentizar el proceso de maduración de las manzanas. Esto se debe a que las bajas temperaturas reducen la actividad de las enzimas que provocan que la fruta se ablande y se vuelva arenosa.
Además, al mantenerlas refrigeradas, se evita la pérdida de humedad, lo que contribuye a que las manzanas conserven su textura crujiente y su sabor fresco por más tiempo.

Cuáles son los beneficios de guardarlas en la heladera
- Mayor duración: las manzanas pueden durar hasta dos semanas más si se almacenan en la heladera en lugar de a temperatura ambiente.
- Conservación del sabor: el frío ayuda a preservar el sabor dulce y ácido característico de las manzanas.
- Prevención de la maduración excesiva: al estar en un ambiente frío, se evita que las manzanas maduren demasiado rápido, lo que las mantiene en su punto justo para consumir.
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Consejos para guardar las manzanas de forma correcta
- No las laves antes de guardarlas: la humedad adicional puede acelerar el proceso de deterioro. Lavá las manzanas justo antes de consumirlas.
- Separalas de otras frutas: las manzanas emiten etileno, un gas que puede acelerar la maduración de otras frutas, por eso guardarlas en un compartimento separado es ideal.
- Usá bolsas perforadas: si querés almacenarlas en bolsas, asegurate de que sean perforadas para permitir la circulación de aire y evitar la acumulación de humedad.