En el aire de Villa Lugano flota un aroma que despierta recuerdos y une generaciones. Ese olor a parrilla, que evoca reuniones familiares y sobremesas interminables, es el alma de La Miralla, un rincón que dos hermanos transformaron en un verdadero santuario del asado.
Situada en un barrio alejado del ruido de la Ciudad de Buenos Aires, esta parrilla de culto no solo sirve porciones generosas a buen precio, sino que también guarda una historia de esfuerzo, tradición y pasión por la carne.
Detrás de este proyecto están Javier y Esteban Giglio, sobrinos de Alejandro Giglio, el reconocido dueño de Don Zoilo, un clásico parrillero en Villa Crespo.
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En 2018, los hermanos decidieron llevar su legado familiar a su propio barrio y, con mucho esfuerzo, dieron vida a La Miralla en la esquina de Miralla y Saraza.
Este local refleja el amor por la parrilla y el espíritu emprendedor de los Giglio, quienes, sin experiencia previa en gastronomía, se lanzaron a esta aventura con la ayuda de su tío.
En la zona no había nada similar, por lo que los hermanos revolucionaron el barrio con recursos limitados, pero con muchas ganas de emprender y crecer. Así, lograron crear un espacio que combina calidez y autenticidad.
La Miralla, una parrilla con tradición de calidad
Desde su inauguración, La Miralla atrajo, no solo a vecinos, sino a comensales de otros barrios, que incluyen desde Caballito, hasta Canning. La ubicación de la parrilla es clave: el punto estratégico de los hermanos Giglio eligieron está cerca de la autopista Dellepiane y cuenta con estacionamiento en la parquización.
Por las noches, el ambiente cambia: el público es más joven y relajado, lo que da prueba que lo simple y tradicional también es transgeneracional. Uno de los pilares del éxito de La Miralla es la calidad de sus productos. Utilizan carne madurada y otros insumos premium que provienen del mismo frigorífico que abastece a Don Zoilo, la parrilla del tío Giglio.
A pesar de tener la misma materia prima, la propuesta de La Miralla se destaca por mantener precios más accesibles, lo que permite que los clientes puedan regresar con frecuencia, sin que esa decisión afecte el bolsillo de los fieles comensales.
Los hermanos también priorizan el uso de productos frescos y de estación, como tomates orgánicos para sus ensaladas. Sin dudas, la carta de La Miralla está diseñada para satisfacer todos los gustos.
Entre los platos más populares se encuentra el asado banderita, tres tiras generosas que alimentan a tres personas. Hay otros tipos de cortes destacados, como la entraña y el vacío fino, ambos preparados con maestría y servidos con guarniciones como papas fritas doradas por fuera y cremosas por dentro.
Las entradas también son un éxito: desde provoleta y bocaditos de verdura, hasta el mix de achuras, todo está pensado para compartir y disfrutar.
Un detalle que los clientes valoran es el gesto de incluir guarnición y café sin costo adicional al mediodía. Además, el menú del día ofrece opciones variadas que incluyen buñuelos y platos clásicos como la milanesa de bife de chorizo, que ya tiene su propio grupo de fanáticos.
Los mozos, con su experiencia y amabilidad, se aseguran de que cada comensal pida lo justo y disfrute al máximo.
El salón principal es amplio y luminoso, con vistas al verde de la autopista, mientras que el espacio del piso superior ofrece un ambiente más íntimo. Aunque la demanda es alta y las esperas pueden extenderse hasta dos horas los fines de semana, esto no desanima a los comensales, que encuentran en La Miralla una experiencia que vale la pena.
Con capacidad para atender hasta 260 cubiertos en días pico, La Miralla sigue creciendo y consolidándose como un destino culinario imperdible. Desde su apertura, los hermanos Giglio pasaron de un equipo inicial de siete empleados, a contar con 36 personas que trabajan para mantener viva la esencia del lugar.
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En cada plato, en cada sonrisa de los mozos y en cada rincón del local, se percibe el esfuerzo y la pasión de una familia que logró hacer de un sueño una realidad. La Miralla está en Dellepiane Norte 5101, en el barrio porteño de Lugano. Los horarios de atención son de martes a domingo de 12:00 a 16:00 y de 20:00 a 00:00.