La sopa de calabaza es, desde siempre, un clásico para los días fríos. Además de aportar calorías, tiene un sabor exquisito que la convierte en preferida de grandes y chicos. Como en las comidas la creatividad tiene un valor fundamental, es muy bueno animarse a cambiar y sorprender a los comensales. En este sentido, hay tres opciones muy interesante para reversionar este plato delicioso.
De acuerdo a la información del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, 245 gramos de calabaza cocida, hervida o escurrida, sin sal, tienen 49 calorías, 1.76 gramos de proteínas, 2.7 gramos de fibra, 0.17 gramos de grasa y cero colesterol. Y aporta vitaminas A, C, E y B6, además de potasio, hierro, magnesio y fósforo.
Las tres formas de preparar la sopa de calabaza que vamos a presentar tienen características muy diversas, que las convierten casi en tres platos distintos. Una podría denominarse tradicional, porque se hace con crema. La segunda es una versión gourmet, que lleva mostaza de dijon. Y la última es la más sofisticada y audaz: con leche de coco.
Sopa de calabaza a la crema
En esta variante necesitaremos los siguientes ingredientes: una calabaza, una cebolla, una cucharada de crema, sal, pimienta, caldo, aceite de oliva y un trozo de queso fresco. Lo primero que debemos decidir es si vamos a utilizar la calabaza pelada o la cocinaremos con cáscara para procesarla junto al resto.
Seguido, hay que poner los cubitos de calabaza y una cebolla picada en una sartén con aceite de oliva. Condimentar con sal y pimienta a gusto y saltear. Luego se disuelve un caldo en una taza con agua caliente y se lo echa en la olla. Así dejamos los ingredientes al fuego hasta que la calabaza esté bien cocida.
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Lo siguiente es retirar del fuego y con una minipimer, triturar todo hasta que esté bien unificado. Finalmente, vamos a echar un buen chorro de crema de leche en nuestra preparación. Para servir, colocar en un plato hondo unos pedacitos de queso fresco y luego verter la sopa.
Sopa de calabaza a la mostaza
Para esta sopa reversionada necesitaremos, además de calabaza y aceite de oliva (comunes en las tres recetas) un diente de ajo, una cucharada de azúcar, una cucharada de mostaza de dijon, sal, pimienta y media papa. Se debe saltear la calabaza con un diente de ajo picado. Para que la sopa quede con una consistencia más espesa, se agrega media papa cortada.
Esta sopa hay que condimentarla con un poquito de azúcar para que la calabaza se caramelice. Una vez que haya estado un rato saleándose la mezcla y el azúcar haya comenzado a hacerse caramelo se agrega el caldo.
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Cuando esté bien cocinada la calabaza, retirar la olla del fuego y antes de triturar con la minipimer, se agrega una buena cucharada de mostaza. Procesar todo hasta que quede bien unificado. Tras este paso, ya se puede llevar a la mesa.
Sopa de calabaza con leche de coco
En este caso los ingredientes adicionales son dos rodajas de jengibre, una cucharada grande de leche de coco, una cucharada de curri y un puñado de cilantro.
En esta novedosa receta ideal para los días fríos hay que poner la olla con aceite y saltear sólo los cubitos de calabaza con una pizca de sal. Luego se agrega directamente el caldo y cuando haya tomado temperatura se echan unos pedacitos de jengibre.
Una vez que la calabaza esté blanda, retirar del fuego y ahí mismo agregar cilantro, unas cucharadas de curri y la leche de coco. Procesar bien todos los ingredientes hasta que queden bien unidos. Y a disfrutar de una exquisita sopa.