En la 136º Exposición Rural de Palermo, la ganadería ovina captó la atención. La Asociación Criadores Hampshire Down de Argentina (ACHDA) eligió a sus campeones por primera vez en la pista central. La Sociedad Rural Argentina (SRA) ofreció la oportunidad como homenaje a los 80 años de la entidad.
Para la ocasión especial, los dirigentes de la ACHDA convocaron al jurado británico Alison Halcraw. Y el número de animales participantes superó la cantidad habitual, en un contexto en el cual hubo criadores de Uruguay, de Paraguay y de Brasil.
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A su vez, especialistas destacaron el desarrollo ovino en la Argentina en los últimos años y estimaron que está en condiciones de dar un salto de consolidación. Pablo Sorasio, productor de ovinos y jurado, analizó con TN la situación del sector y subrayó la necesidad de “avanzar con la producción” y de “incorporar la carne al consumo cotidiano de las familias argentinas”.
Sorasio consideró que el potencial es grande. “Hay mucho por hacer en la Argentina en la demanda de carne ovina. Las majadas están creciendo, y la calidad genética de las cabañas ha mejorado exponencialmente”, dijo.
En particular, destacó la reciente importación de semen y embriones Hampshire Down desde Inglaterra, tras 20 años de cierre de importaciones. “Estamos en la vanguardia de la mejora genética”, dijo.
Sorasio destacó que la genética ovina del país “se posiciona mejor” en comparación con muchos países de la región, donde ha sido convocado como jurado internacional, que más allá del orgullo personal lo observa como un mérito de la Argentina, de los criadores y del posicionamiento genético ovino del país en Latinoamérica. En el continente nos ven a los argentinos como buenos criadores idóneos”, señaló.
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Como un ejemplo del crecimieto ovino, Sorasio destacó la “evolución de la raza Dorper, que apareció en Palermo hace unos 10 años y luego casi desapareció. Pero hace 3 ó 4 años volvió a aparecer y pasó a ser la segunda raza más numerosa en inscripciones de ovinos en la muestra”, explicó.
Sobre el origen de la raza, Sorasio explicó que el Dorper es de origen sudafricano y fue introducido en Argentina a través de un intercambio de comercio exterior vía la Cancillería, durante el gobierno de Cristina Kirchner.
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“En ese momento se trajo la raza, pero por alguna razón no se desarrolló como correspondía. Recién cuando se abrieron los protocolos de importación desde Paraguay, comenzó a entrar una cantidad más voluminosa de animales”, señaló. Hasta 2016 también se trajeron animales en pie desde Nueva Zelanda, el otro país con protocolos sanitarios para esta raza.
El ganado ovino resiste tanto el frío como el calor
Es una raza que está creada por dos líneas de sangre, creada en Sudáfrica en la década de 1950. “Sudáfrica tuvo un exceso de producción de corderos y el mundo no los quiso comprar por la mala calidad. Entonces, un grupo de criadores se unió para desarrollar un tipo de animal adecuado para las condiciones extremas de los campos sudafricanos, que oscilan entre -10º y 50º y pastos duros.
Los criadores sudafricanos impulsaron la creación de esta raza a través de una serie de cruces exitosos y la combinación resultó en una raza carnicera apreciada. “Ofrece muy buena calidad de carne y además es muy precoz, buena madre y rústica”, afirmó Sorasio. Y ahora que “la lana ha pasado a ser un producto de muy poco valor y la esquila resulta muy costosa, tener casi nada de lana es un factor favorable”, explicó.
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Está presente en casi todos los climas del mundo. “Nosotros acabamos de venir de Río Gallegos, donde vimos Dorper bajo la nieve, y también de Salta, donde la temperatura media alcanza los 40º”, comentó Sorasio.
El futuro de la carne ovina en la Argentina
El crecimiento de la actividad ovina se frena por una cuestión de escala. “El frigorífico no consigue la cantidad de animales necesarios para mantener una faena constante, y el productor no tiene el frigorífico cerca para enviar sus animales”. Esta situación lleva a un importante nivel de faena ilegal, una práctica que “ni al productor ni al criador les interesa”.
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Sorasio también subrayó la necesidad de integrar la carne ovina en el consumo diario de los argentinos, en lugar de limitarla a ocasiones especiales.
“Es imperioso hacer el camino del cerdo y que la carne de cordero llegue a la mesa de todos los días, y no sea solo una opción para festejos como cumpleaños, fin de año o Navidad”, destacó.
Sorasio también destacó la alta rentabilidad de la carne ovina y el potencial de la industria. “Los argentinos consumimos solo 1,6 kilos de carne ovina al año”, observó.
“Es un animal de alta rentabilidad; la oveja se preña, da el cordero que va a la faena, todo en 12 meses, lo que asegura un alto retorno de inversión. Lo que necesitamos es coordinar la producción y la industria para llegar al consumidor diario,” concluyó Sorasio.