En el corazón del sudoeste bonaerense, los agricultores se encuentran en un punto de inflexión ante la próxima temporada de siembra de trigopara la cual preocupan que los altos costos de producción en dólares, los bajos precios internacionales y el impacto de los derechos de exportación (DEX). Con el peso de rendimientos desfavorables en la cosecha gruesa y la incertidumbre sobre los cultivos de invierno, la comunidad agrícola se enfrenta a un panorama complejo.
Fabricio Lazzarini, ingeniero agrónomo y pequeño productor en la región, explicó la situación actual. “La perspectiva de siembra mejoró con estas precipitaciones que recibimos la semana pasada. Hubo una recarga del perfil en la zona de Bahía Blanca, Coronel Dorrego, San Cayetano y Tres Arroyos”, comentó, señalando un impacto favorable del clima.
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Sin embargo, los desafíos no se detienen ahí. Con los costos de producción en aumento y los precios del mercado fluctuantes, los agricultores enfrentan decisiones sobre qué cultivos sembrar y dónde hacerlo. “El trigo es cada vez más caro de hacer. Se va a ubicar más hacia el sudeste, Necochea, Tandil, Azul y esa zona”, observó Lazzarini, delineando una estrategia emergente entre los productores.
A pesar de la planificación para la próxima siembra, persisten preocupaciones sobre los costos y la rentabilidad de los cultivos. Lazzarini destacó la competencia entre la cebada y el trigo, especialmente en un contexto de costos crecientes.
Los agricultores enfrentan altos costos de producción en dólares y bajos precios internacionales
“Los costos están muy altos”, advirtió, subrayando el impacto de precios elevados de insumos clave como la urea, que oscilan entre US$520 y US$500. Esta situación plantea interrogantes sobre la extensión de la superficie sembrada en la región y sugirió una posible ventaja para la cebada sobre el trigo en las decisiones de siembra de los agricultores locales.
“La incorporación de tecnología va a ser menor por costos muy altos, eso va a influir ”, expresó Lazzarini, destacando la necesidad de equilibrar la eficiencia con la rentabilidad.
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Con la economía local estrechamente ligada al desempeño de la agricultura, la presión sobre los productores es palpable. “La economía depende de los productores, depende de la fina. Se trata de sembrar un 55% a 60% de la fina en la zona”, explicó.
“Los costos están muy altos en dólares y los commodities están en un precio bajo”, comentó el asesor, reflejando el descontento generalizado en el sector agropecuario. El actual panorama económico genera preocupación entre los productores, quienes esperan una mejora en los precios de los commodities para mitigar las pérdidas. “El humor del sector agropecuario es de queja”, reconoció, señalando la necesidad de cambios para estimular un mayor dinamismo.
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“Hay muchos productores que tienen campos arrendados y se complica mucho el número”, alertó, señalando las dificultades financieras que enfrentan los productores. La pérdida económica es evidente en un contexto marcado por la alta dolarización de los costos y la falta de acceso a créditos. “Este año son dólares en serio y dólares muy caros y con cero créditos”, subrayó.
La cosecha de girasol arrojó resultados deficitarios para los campos del sur de la provincia
“La gruesa fue de deficitaria a mala. El déficit hídrico nos pegó muy fuerte”, remarcó el asesor agronómico. Y destacó los obstáculos que enfrentaron en la reciente cosecha de girasol. En Coronel Dorrego, los rendimientos oscilan entre 800 y 1200 kilos por hectárea, cifras insuficientes para cubrir los costos de producción.
En la zona costera del partido de Tres Arroyos, aunque los rendimientos pueden alcanzar hasta los 3000 kilos, no fue la situación general. “Se habla más de 1200 a 1500 kilos, no dista del promedio pero no alcanza para recuperar la inversión”, lamentó.
“El tema impositivo es central”, enfatizó, destacando la urgencia de reformas en este ámbito. Para él, el sinceramiento del tipo de cambio es fundamental para aliviar la carga impositiva sobre los productores. “No lo critico al ministro de Economía, la está llevando lo mejor que puede”, comentó, reconociendo las complejidades del escenario actual. Sin embargo, advirtió sobre la necesidad de abordar las retenciones y otros impuestos que afectan la rentabilidad del sector agropecuario.
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“Las empresas tienen tanta presión impositiva y tantos gastos”, lamentó Lazzarini. Y subrayó las dificultades que enfrentan las empresas agrícolas para acceder al mercado de capitales.
“El campo va a seguir sembrado, y después se verá climáticamente, se verá que pasa”, afirmó. Sin embargo, reconoció los desafíos que se avecinan, especialmente en relación con la posible sequía en los meses venideros. “El ánimo del productor está alto, tiene garra, queriéndose defender pero está resignado a que las retenciones van a estar y van a seguir estando”, expresó.
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“El ministro de Economía va a tener que hacer un plan productivo”, resaltó. Subrayó la necesidad de impulsar tasas subsidiadas en dólares y un enfoque más proactivo en la política económica. “Hoy está todo parado”, afirmó.
Para concluir, recordó: “Estamos enfrentando un escenario similar al de 2008, con caídas en los precios y bajos rendimientos tanto en cultivos de invierno como en cosechas gruesas. Años después, los precios se recuperaron y obtuvimos buenos rendimientos. Si no estuviéramos sujetos a las retenciones, la situación sería diferente”.
Sin embargo, consideró que “en el sector sabemos lo difícil que es que se eliminen las retenciones, dado que el país no genera dólares. Actualmente, se demanda una modificación en el tipo de cambio, y no estoy seguro de si lo están comprendiendo. Necesitamos urgentemente un programa económico productivo”.