Tras lo vivido por los productores agropecuarios en la campaña que está finalizando, se viene el fenómeno del El Niño y se pronostican precipitaciones excesivas, que podrían comenzar este mes y prolongarse hasta el primer semestre del próximo año. Así lo adelantó un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El impacto de la sequía provocó pérdidas en la agricultura y en el ingreso de divisas. Ha sido uno de los principales factores que han determinado el rumbo económico del país en los últimos años, incluso siendo uno de los aspectos fundamentales a considerar en la renegociación del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
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Ahora, se vislumbra un cambio en las condiciones climáticas que plantea nuevos desafíos y oportunidades para el sector agropecuario argentino.
Entre el alivio y la preocupación
Si bien las lluvias podrían aliviar el efecto de la sequía en la producción agrícola, existen riesgos asociados a los excesos de precipitaciones, especialmente en la región central del país. El estado fenológico de los cultivos, en particular el trigo, será determinante para evaluar el impacto que estas intensas lluvias puedan tener.
La FAO destacó la importancia de una acción temprana y de fortalecer la resiliencia de las comunidades agrícolas ante los cambios climáticos.
La llegada de lluvias excesivas también se observa en otros países de la región, como Uruguay y Paraguay, mientras que Brasil, el principal productor mundial de soja, enfrenta la amenaza de una sequía. Estas condiciones climáticas contrastantes plantean un escenario complejo para la producción agrícola en la región, con efectos que podrían trascender las fronteras y afectar el comercio internacional de alimentos.
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Ante este panorama, los agricultores analizan el escenario para afrontar los desafíos que suponen las intensas lluvias. La planificación y la implementación de estrategias de gestión de recursos naturales se vuelven fundamentales para minimizar los impactos negativos en los cultivos y garantizar la recuperación del sector agropecuario. Además, se abre una oportunidad para repensar la forma en que se gestionan los recursos hídricos y promover prácticas más sostenibles.
En definitiva, Argentina se encuentra en un momento de transición climática, donde la sequía deja paso a las intensas lluvias. La capacidad de adaptación y la búsqueda de soluciones innovadoras serán clave para superar estos desafíos y aprovechar las oportunidades que se presentan.