En el corazón del Himalaya, entre montañas majestuosas y una espiritualidad palpable, se encuentra un país único que lleva el turismo a un nivel completamente distinto: Bután. Este pequeño reino asiático no solo es conocido por su belleza natural y cultura milenaria, sino también por sus estrictas políticas de turismo sostenible. Si estás pensando en visitarlo, prepárate: la entrada tiene un costo fijo de 100 dólares diarios, y no podrás recorrerlo sin un guía autorizado.
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Un modelo turístico único en el mundo
Bután adoptó una política que se basa en el concepto de “alto valor, bajo impacto”, lo que significa que priorizan la calidad de las visitas por sobre la cantidad de turistas. Esta estrategia busca preservar el medio ambiente, proteger la cultura local y asegurar que el turismo beneficie de manera directa a sus habitantes. Para ello, todos los visitantes deben pagar la Tarifa de Desarrollo Sostenible (SDF), además de un visado obligatorio de 40 dólares.
La SDF, de 100 dólares por día, cubre una amplia gama de aspectos: desde la conservación de los paisajes naturales hasta el financiamiento de proyectos sociales y la protección de las tradiciones locales. Además, la política exige que los turistas contraten un operador turístico autorizado, garantizando que los visitantes estén siempre acompañados por guías locales que conocen el idioma, la historia y los secretos del lugar.
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Experiencias que justifican la tarifa
Aunque puede parecer una suma elevada, quienes visitan Bután aseguran que cada dólar vale la pena. Desde el momento en que aterrizás en el aeropuerto de Paro, rodeado de montañas que te sacan el aliento, hasta las caminatas por monasterios colgantes y valles sagrados, la experiencia es transformadora.
Entre los destinos más destacados se encuentran:
- El Nido del Tigre (Taktshang Palphug): este monasterio, ubicado en un acantilado, combina esfuerzo físico para llegar a él con una experiencia espiritual única.
- Thimphu: la capital del país, donde la modernidad convive con profundas tradiciones culturales.
- El valle de Gangtey: hogar de las grullas de cuello negro, una especie sagrada para los butaneses.
- Los Dzongs: monumentales fortalezas-monasterio que funcionan como centros religiosos y administrativos.
¿Por qué hacen pagar 100 dólares por día a los turistas en Bután?
El enfoque de Bután no es solo mantener su identidad intacta, sino también minimizar el impacto ambiental del turismo. Este modelo evita el turismo masivo, que en otras partes del mundo provocaron daños irreversibles a ecosistemas y culturas locales. Las autoridades butanesas tienen claro que prefieren menos turistas, pero que estos aporten un valor real y respeten la riqueza natural y cultural del país.