En la la provincia de Buenos Aires, alejado del bullicio urbano, se encuentra Mechongué, un pequeño pueblo con una identidad única.
Ubicado en el partido de General Alvarado, a poco más de 50 kilómetros de Miramar, este enclave rural es una joya escondida que ofrece tranquilidad, historia y paisajes naturales. Con una población que apenas supera los 500 habitantes, es el lugar perfecto para una escapada relajante de fin de semana.
Mechongué fue reconocido como la Capital Nacional de la Amistad, un título que refleja la calidez y hospitalidad de las personas que viven allí. Este distintivo se alinea con el apodo de “Pago Lindo”, que refuerza el sentido de comunidad en ese pueblo.
La historia de Mechongué: el curioso origen de su nombre
El origen de Mechongué está estrechamente ligado al visionario Martín de Alzaga, quien decidió fundar el asentamiento en honor a su hija Mercedes. Sin embargo, como ya existía otro lugar con ese nombre, optó por el cariñoso sobrenombre de “Mecha” o “Mechongué”.
Desde sus inicios, el pueblo tuvo una ubicación estratégica, dado que sirvió como punto intermedio entre localidades importantes como Lobería, Balcarce y Miramar. El arribo del ferrocarril en mayo de 1911, gestionado por el propio Alzaga, marcó un hito en la historia del pueblo, impulsando su crecimiento y desarrollo económico.
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Sin embargo, no fue hasta 1927 que el poder ejecutivo de la provincia de Buenos Aires aprobó oficialmente la fundación del pueblo. Casi un siglo después, Mechongué se mantiene como un testimonio viviente de la historia rural argentina, donde aún se pueden observar vestigios de su pasado, como la emblemática estación de tren, que hoy es un símbolo arquitectónico del lugar.
Rincones destacados de Mechongué: el Viejo Almacén, La Plaza Independencia y la Capilla Nuestra Señora de Lourdes
El corazón de Mechongué es la Plaza Independencia. En este gran espacio verde, los habitantes se reúnen para disfrutar del aire libre y celebrar festividades tradicionales como el carnaval. En su interior se encuentran monumentos dedicados a figuras emblemáticas, como Juan Domingo Perón, Evita y el cantor del pueblo, Tito Ramos.
A su alrededor se emplazan edificios como la Capilla Nuestra Señora de Lourdes, patrona del pueblo. La devoción a la Virgen de Lourdes está profundamente arraigada en la comunidad, desde los primeros oficios religiosos que se celebraron en la escuela Nº 9 hasta la construcción de la gruta en su honor en 1975.
Entre los sitios históricos más queridos por los habitantes y visitantes de Mechongué, se destaca el “Almacén de Spadari”, conocido también como “El Viejo Almacén”. Inaugurado en 1930 por Cayetano Spadari, acaparó la vida social y económica del pueblo durante casi un siglo.
Originalmente, el negocio comenzó como una tienda que vendía tocadiscos y bombones, pero con el tiempo se convirtió en un espacio donde se podía encontrar de todo, desde azúcar hasta pecheras para caballos. Aunque el almacén cerró sus puertas en 2021, se mantiene como un rincón de interés, con dos surtidores antiguos en la vereda que rememoran su papel en el abastecimiento de querosén y combustible para las maquinarias rurales de la zona.
Mechongue, un refugio de tranquilidad en contacto con la naturaleza
Para los amantes de la naturaleza, Mechongué ofrece la posibilidad de disfrutar de paisajes rurales únicos, con extensos campos que se pierden en el horizonte. Las rutas que rodean el pueblo son ideales para caminatas o paseos en bicicleta. En tanto, la fauna autóctona es otro de los atractivos para quienes buscan una experiencia auténtica en contacto con la naturaleza.
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Aunque Mechongué no es un destino turístico tradicional, su cercanía al mar (se encuentra a poco más de 50 kilómetros de las playas de Miramar) lo convierte en una excelente opción para quienes desean combinar la tranquilidad del campo con la posibilidad de disfrutar de un día de sol y playa.
