La industria hotelera es un verdadero estandarte en cuanto a cuidado medioambiental se refiere. Esto surgió como una respuesta a los más de setecientos millones de viajeros que se desplazan a diferentes partes del mundo año tras año, generando un impacto enorme no sólo económico sino también ecológico por lo que el cambio hacia un modelo de turismo sostenible, se volvió no sólo una tendencia sino también, una necesidad.
A ciencia cierta, la ONU Turismo (Organización Mundial de Turismo), califica como sostenible a aquel turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas.
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Es decir, sí puede haber desarrollo turístico, pero siempre contemplando la preservación del lugar, su biodiversidad y comunidades autóctonas, y recientemente se agregó el procurar emitir la menor cantidad de dióxido de carbono posible. Aquellas actividades turísticas que no tengan en cuenta estos factores no solo representan una amenaza medioambiental, sino que forman parte de un turismo que está quedando atrás.
Prácticas como el uso de energías renovables, sistemas de aprovechamiento del agua, la reducción y reutilización de residuos, el uso de materiales reciclados o productos biodegradables y el apoyo a emprendedores locales son acciones del turismo sostenible en la industria turística que ya se están poniendo en práctica en hoteles de primer nivel alrededor del mundo.
Turismo sostenible en Chile y en México
Sin ir más lejos, en América del Sur, uno de los pioneros en el modelo sustentable es Ecocamp Patagonia, en Chile. Se trata del primer hotel de domos geodésicos, es decir que imitan la forma y las dimensiones de la Tierra.
Su contribución a la comunidad local se materializa a través del apoyo a la artesanía y los proyectos de conservación, además de haberse convertido en un hotel sustentable por sus fuentes de energía solar e hidráulica, sus políticas de reducción de los plásticos, reciclaje, compensación de las emisiones y adquisición de alimentos orgánicos de agricultores locales.
Los ejemplos en Costa Rica y la Argentina
Por su parte, el Luna Lodge en Costa Rica, funciona cien por ciento con energía solar e hidroeléctrica a la vez que también han minimizado el impacto en el medio ambiente, a través de la gestión de residuos eficiente, ahorro de agua, compra de productos locales, orgánicos o de su propia huerta.
En Argentina, Cuña Piru Lodge, es un hotel inmerso en la selva misionera, brindando un ambiente privado y exclusivo, en contacto directo con la naturaleza.
Desde sus inicios, el proyecto tuvo como eje un innovador diseño bioambiental (teniendo en cuenta la biodiversidad y el clima del lugar) y todas sus instalaciones fueron hechas con madera y roca basáltica, materiales típicos de la zona.
México combina lujo con sostenibildad
También existen resorts que utilizan la tecnología para potenciar prácticas sustentables. Ejemplo de esto es AVA Resort Cancun que se destaca por tener una laguna sustentable artificial de aguas cristalinas con las condiciones ideales para navegar, nadar, hacer kayak o relajarse.
La misma está impulsada por la tecnología Crystal Lagoons, diseñada para consumir menos agua. Y eso no es todo: utiliza la mitad de la energía de una piscina convencional y requiere cien veces menos químicos que una piscina del mismo tamaño, lo que tiene un impacto positivo en el medio ambiente.
“Los desarrolladores han comprobado que las lagunas con tecnología de Crystal Lagoons son un acelerador en la velocidad de venta e incrementan el valor del metro cuadrado, comparativamente con proyectos similares en las mismas zonas. Por otro lado, estos cuerpos de agua cristalina mejoran la calidad de vida de las personas”, destaca Miguel Cabañas, director regional de Crystal Lagoons para Latinoamérica.
Como se mencionaba al principio, es importante para el turismo sostenible honrar la cultura de las comunidades anfitrionas, y por eso UNICO 20°87° Hotel Riviera Maya, en México, es una gran muestra de eso porque su arquitectura está inspirada directamente en la Riviera e incorpora muchos materiales hechos a mano en la zona.
Las habitaciones y suites combinan el lujo moderno con una decoración rústica, inspirada en la historia de la región y elaborada por emprendedores, apoyando a los artistas locales.
Además, dentro de la oferta gastronómica del hotel se utilizan ingredientes autóctonos, los cuales son un elemento básico en cada restaurante y bar. Para conectar con las innovaciones culinarias de la cocina mexicana moderna, implementaron un programa de chefs rotativos en el restaurante mexicano, Cueva Siete, siendo ahora el turno de la Chef Lula Martín del Campo, la primera mujer del programa.