A tan solo 420 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, un sitio escondido asoma como el lugar ideal para llevar a cabo una escapada en el cierre de las vacaciones de verano: la Laguna La Brava, que se ubica en pleno corazón de la provincia entre Balcarce y Mar del Plata, suele sorprender a propios y extraños por sus características, que hacen recordar a la Patagonia.
En principio, el lugar, que se emplaza a la altura del KM40 en la ruta nacional 226, cuenta con aguas de una profundidad de 8 metros y una superficie total de cinco kilómetros cuadrados. Por supuesto, allí se pueden realizar deportes acuáticos, nadar y hasta efectuar senderismo sobre las sierras que aparecen por detrás en el paisaje. Además, al tratarse de un depósito natural calmo, es poco común que haya oleaje.
Los pobladores que residían en los alrededores a principios del siglo XIX denominaron al área como la Zona del Vuulcán por el particular cordón que la comprende. El relieve desciende directamente desde Tandilia, continúa a través de Balcarce, luego pasa por Sierra de los Padres y, por último, desemboca en el mar lindero al Cabo Corrientes, uno de los principales salientes rocosos de La Feliz.
Escapada de fin de semana: qué actividades se pueden hacer en Laguna La Brava y dónde se alojan los turistas
Por supuesto, una de las opciones más elegidas por los viajeros es el alquiler de un kayak para llevar a cabo deportes acuáticos. Como alternativas, también se pueden experimentar todos los rincones de Laguna La Brava -que toma su. nombre por el cacique Cangapol, apodado Nicolás el Bravo- haciendo windsurf, stand paddel, bote a remo y velero. Sin embargo, no está permitido hacer jet ski y tampoco se puede utilizar una moto de agua.
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A su vez, las caminatas ofrecen atractivos similares a los que enseña el extremo austral del país: algunos turistas hacen observación del cielo nocturno gracias a la ausencia de contaminación lumínica, avistaje de aves, senderismo, parapente y hasta escalada de las montañas. El complejo Ruca Lauquen, que posee todas las comodidades, es uno de los lugares preferidos por los recién llegados para pasar la noche.
Cerca de una década atrás, en el lugar se abrió la primera casa de té. Además, es el espacio más extenso de la zona, ya que tiene una capacidad para 150 personas en carpa. Por otra parte, cuenta con aparts para hasta 2, 4 y 6 turistas, así como también una imponente piscina. Al mismo tiempo, se puede disfrutar de una velada en el Camping Club o descansar en casas de alquiler temporario para seguir con el itinerario planeado al otro día.
Gracias a sus múltiples servicios, el sitio suele ser considerado como uno de los mejores destinos de la jurisdicción más populosa del territorio nacional para las prácticas de pesca deportiva. De hecho, en la orilla sur, hay un segundo acceso público que frecuentan los fanáticos de la caña. Con el objetivo de conocer la historia del paraje, el Casco de Estancia La Brava es un punto clave de visita.
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La dueña, Thelma Martin, acompaña usualmente a los visitantes a recorrer el rincón mientras brinda algunos detalles de las construcciones de la época. Por otra parte, propone un día de campo con té, paseos a caballo o en bicicleta, talleres de arte, huerta orgánica y corral de ovejas, así como también la alternativa de alojarse las noches que sean necesarias con previa reserva. Un pedacito del sur está mucho más cerca de lo imaginado.
