El color azul es el protagonista en Chefchauen, una pequeña ciudad ubicada en el noroeste de Marruecos. Los tonos con los que están pintadas sus calles laberínticas y sus edificios la convirtieron en un destino tan fotogénico que desde hace unos años es un imán para el turismo.
Tradicionalmente, las construcciones eran blancas y tenían sólo una franja inferior en azul claro. Pero, a finales de los ‘90, algunos lugares que vendían artesanías a los turistas decidieron pintar sus paredes en tonos más oscuros para llamar la atención de los viajeros.
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El resultado fue exitoso y poco a poco se contagió al resto de la ciudad, al punto de que no sólo los negocios sino también las viviendas particulares se vistieron de azul, índigo, cobalto y celeste. Hoy, es un paraíso sobre todo para artistas y fotógrafos, que encuentran una postal en cada rincón.
Qué hacer en Chefchauen
La ciudad se caracteriza por sus calles empedradas y estrechas, sus escaleras y sus construcciones azules adornadas con flores. Uno de sus principales atractivos es la medina, es decir, su barrio antiguo y amurallado.
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En ese entramado laberíntico se pueden comprar productos y artesanías como bolsos de cuero, zapatos, alfombras, sombreros de paja, jabones, perfumes y adornos fabricados en madera, como así también dulces y especies típicas del país.
Por otra parte, una parada imperdible es la plaza Uta el-Hammam, rodeada de cafés donde se puede probar el típico té a la menta marroquí. Además, es un buen lugar para admirar la Gran Mezquita (accesible sólo para los musulmanes).
Otros puntos para agendar son la Alcazaba -una antigua fortaleza que tiene un jardín con palmeras, un museo etnográfico, una galería de arte y torres con vistas a la ciudad- y la mezquita española -que por su ubicación es ideal para contemplar el atardecer-.
Cómo llegar a Chefchaouen
Chefchauen se ubica en una zona remota de Marruecos. Se puede llegar en auto o en colectivo desde algunas de las ciudades principales del país como Fez, Meknes, Rabat, Tánger o Casablanca.
