Natalia Armstrong, una joven británica de 23 años, vivió una verdadera pesadilla: fue a una cama solar para lucir más bronceada, pero terminó en el hospital por un error. En sus redes sociales, compartió su historia a través de videos e imágenes en los que se evidencian los graves daños que sufrió en la piel, así como también un riesgoso problema que tuvo en una de sus manos.
“No lo intenten en casa ni en un local de camas solares. Repito, no lo intenten en casa ni en un local de camas solares”, comenzó su relato en TikTok, en una publicación del 23 de enero pasado que tiene alrededor de 100 mil mes gusta y casi 3000 comentarios.
Según comentó, el problema fue que decidió acostarse al revés en la cama solar, con el rostro donde normalmente donde van sus piernas, que quedaron debajo de la lámpara diseñada para la cara. “Alguien que conozco me contó que ella y sus amigas lo hacen siempre. Muchas personas lo hacen. Yo, inocentemente, también lo hice sin saber que podía dañar mi cara así”, explicó.
Fueron apenas 20 minutos, pero las consecuencias fueron enormes. Esa fue la gran equivocación, dado que los tubos de luz del área corporal son más potentes que los que están destinados para el rostro.
Tras salir de la sesión, no sintió ningún dolor, ardor ni molestia que le hiciera sospechar lo que había sucedido. No obstante, con el paso de los días, empezó a ver cómo “la piel de su rostro se despegaba”.
Los primeros síntomas de la cama solar y la visita al hospital
El primer signo preocupante apareció dos días después. Fue su hermana que la despertó alarmada por el aspecto de su cara, que estaba hinchada y fuera de lo común. A pesar de ello, decidió no visitar al médico y, en su lugar, aplicarse cremas humectantes, dado que no creyó que se tratara de un problema grave.
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Desde entonces, la situación solo empeoró: también se le hincharon los dedos de las manos y no le salían los anillos. Fue entonces cuando tomó la determinación de ir al hospital. Una vez allí, el médico tuvo que cortar cuatro anillos para poder retirarlos. “Los anillos se pueden reemplazar, los dedos no”, remarcó.
Sin embargo, los profesionales de la salud no pudieron evitar que uno de los dedos se infectara. Para eso, le recetaron antibióticos, además de una crema especial para las quemaduras en la cara.
La joven, originaria de Doncaster, en South Yorkshire, ya había ido varias veces a las camas solares en los últimos dos años y nunca había tenido un problema. “Yo no sabía que algo así podía suceder en una cama solar, nunca pensé que fuera posible hasta que me pasó a mí”, aseguró..
La recomendación de la joven: “Si lo hubiera sabido, jamás lo habría intentado”
Natalia Armstrong aseguró que no tiene pensado volver a una cama solar en el corto plazo y explicó que, en caso de hacerlo en un futuro, va a tomar las precauciones necesarias para evitar consecuencias, como limitar el tiempo de la sesión y apagar por completo las lámparas faciales. “Si lo hubiera sabido, jamás lo habría intentado”, insistió al referirse a la técnica de invertir la posición.
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“No volvería a hacerlo. Me ha quitado las ganas de usar camas solares de por vida. La moraleja de la historia es que no se puede escuchar el consejo de cualquiera cuando está en juego la salud”, enfatizó. Además, intentó concientizar a sus seguidores: “Por favor, compartan esto, etiqueten a quienes conozcan que hacen lo mismo. Es muy peligroso, de verdad muy peligroso”.
