“Solo configuro mi Twitter”. Esta es una traducción posible para “just setting up my twttr”, el mensaje que Jack Dorsey, uno de los fundadores de esa red social, publicó hace exactamente 19 años y que inauguró la actividad en un entorno que ahora es el costoso juguete de un multimillonario.

Es historia conocida. Surgida el 21 de marzo de 2006, Twitter fue adquirida por Elon Musk en noviembre de 2022. El magnate ha sido un tuitero verborrágico desde la primera hora. Su cuenta arrancó en el 2009 y son recordadas las numerosas publicaciones que lo metieron en problemas, ayunas de diplomacia y de buenos modales. Tras el pago de 44.000 millones de dólares, el payaso se convirtió en el dueño del circo.
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De todas las empresas de Musk, Twitter es la que exhibe el menor grado de innovación. Mientras que Tesla revolucionó la industria automotriz, SpaceX planifica viajes interplanetarios y Neuralink convierte a los humanos en cíborgs; la red social X ha cambiado con más polémicas que disrupciones. Y en los casos que sí se ha actualizado, lo ha hecho imitando a sus competidores o subiéndose a modas.
A un lado de las opiniones personales (hay quienes dirán que la plataforma mejoró de la mano del empresario), ¿qué tiene X que no haya tenido Twitter?
En el aniversario de Twitter, espiamos el futuro de X
Tras la llegada de Musk a la compañía, los primeros movimientos se parecieron más a un terremoto que a una transición gradual y suave. En el mundo de los negocios llaman a ese “terapia de choque”.

El nuevo patrón despidió a muchos de los empleados de Twitter, incluyendo a quien por entonces era el director ejecutivo, Parag Agrawal. También barrió con los equipos de moderación de contenido, con la promesa de convertir a la red social en un espacio en el que prime la libertad de expresión. Además, indultó a muchas de las cuentas que habían sido suspendidas por violaciones a las normas del servicio; la más prominente fue la de Donald Trump, que había sido exiliado de las redes tras los recordados incidentes en el Capitolio de Washington.
La verdadera transformación de Twitter llegó después. Nueva CEO, cambio de nombre y adiós al emblemático pájaro azul de la red social. Por lo demás, las novedades en el servicio (aquellas que realmente afectan a la experiencia de uso) giran en torno a tres variables, fundamentalmente: diversificación de la propuesta, inyección de inteligencia artificial y un evidente vuelco hacia el contenido audiovisual.
X se aleja de Twitter con una expansión de sus funciones: Musk quiere una “superaplicación”
Aunque las interacciones con texto siguen siendo protagonistas en la red social X, se evidencia en la plataforma (y se espera que esto se intensifique en el futuro) la intención de convertirla en una app todo en uno. Es un deseo que manifestó abiertamente el mismísimo Musk.

Recientemente, Linda Yaccarino, la directora ejecutiva de X, anticipó que a fines de 2025 la red social tendrá su propia aplicación para hacer pagos móviles, una movida en la que participa un gigante del sector financiero, Visa. Según anticipó la CEO, la herramienta (llamada X Money) admitirá transacciones de persona a persona a través de las tarjetas de débito, además de la capacidad para transferir fondos a una cuenta bancaria. También permitirá depositar dinero en una “billetera X”.
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En su camino hacia la diversificación, X agregó funciones inéditas en Twitter, como capacidad para hacer llamadas y videollamadas, confirmando con esto una declaración que Musk realizó apenas compró la red social: que su aplicación de referencia es, entre otras, el mensajero WeChat.
A la red social X le interesan los videos, más que a Twitter
En aquella ocasión, el magnate también mencionó a TikTok como un faro a seguir. Aquello fue un anticipo de lo que más tarde llegaría a la plataforma surgida como un espacio de microblogueo. A comienzos de este año, X sumó una sección dedicada a los videos verticales. La búsqueda es evidente: erigirse como un competidor de la aplicación china y profundizar sus apuestas relacionadas al consumo audiovisual, con esto seduciendo a audiencias que ahora se vuelcan por ese tipo de contenidos.

En este punto, hay que señalar otra variable a considerar para entender los cambios en la red social X. Nos referimos a una competencia que recrudece y que el propio Musk decide expandir. Por un lado, la exTwitter tiene nuevos rivales: además de Mastodon y Bluesky, en el listado aparece Threads, una plataforma de microblogging que es desarrollada por un gigante tecnológico, Meta. Por otra parte, con el agregado de videos, X se autopostula como un contendiente para otras apps, la mencionada TikTok y también Instagram.
En vista de ello, la diversificación puede ser una estrategia astuta, aunque con algunos efectos colaterales. Una de las consecuencias es que ahora X compite con más redes. Otra: un ocasional éxodo de usuarios, aunque, huelga decir, los abandonos parecen más amarillistas que sangrados reales. Si bien la red social no ha crecido en los últimos años, tampoco ha perdido demasiado en las estadísticas. Según Statista, se espera que cierre el 2025 con 440 millones de usuarios, un incremento de apenas el 2% respecto al año anterior.
Por lo demás, tras algunas caídas en su valoración, recién ahora la empresa habría recuperado su estatus de 44.000 millones de dólares, la cifra que Musk pagó en el 2022.
Inteligencia Artificial, el gran cambio de X respecto a lo que fue Twitter
Tras la compra de Twitter a fines de 2022, Musk concretó otra movida relevante, a mediados del año siguiente: creó xAI, una empresa dedicada al desarrollo de Inteligencia Artificial. Según dijo el multimillonario, la intención de esa startup es “comprender el universo”. A un costado de las promesas grandilocuentes, ese plan apuntó a dos aspectos clave. Por un lado, estorbar a OpenAI, una organización que el propio magnate ayudó a fundar hace una década y de la que se marchó con encontronazos. Por el otro, inyectar funciones de IA en la red social X.

Este es, seguramente, el principal cambio en X en relación con aquello que ofrecía Twitter. La plataforma ahora ofrece acceso directo a Grok, un chatbot que tiene un funcionamiento similar a ChatGPT, aunque es más irreverente. Por ejemplo, su generador de imágenes permite crear contenido en el que aparecen celebridades, una opción que otros excluyen para evitar la desinformación y la eventual difamación que deriva de las deepfakes (falsificaciones profundas, con IA).
Recientemente, nos enteramos que xAI compró a una startup especializada en videos sintéticos y, con esto, se espera que se agreguen funciones para crear clips, tal como lo hacen Sora de OpenAI y Veo de Google.
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Como fuere, la IA es la mayor disrupción en una red social que cambió mucho, en algunos aspectos, y que, sin embargo, mantiene su propuesta original. A 19 años del primer tuit de la historia, los usuarios de X siguen comportándose como los de Twitter: interactúan preferentemente con texto, son burlones con los memes y habitualmente criticones a niveles que alcanzan la acidez.