A sus 22 años, el australiano Luke Brett Moore pasó de convivir con presiones económicas a una rutina de repleta de lujos, gracias a un error bancario que le permitió acceder a una línea de crédito ilimitada. Durante dos años, sacó el máximo provecho: se rodeó de excesos, y derrochó millones en propiedades, autos, yates, fiestas y drogas. Sin embargo, terminó en prisión tras un proceso judicial que marcó su vida para siempre.
El error bancario que cambió la vida de Luke Brett Moore
En 2010, Moore había perdido su empleo como operador de montacargas, por lo que enfrentaba dificultades para pagar su hipoteca. Sin embargo, todo cambió cuando descubrió que, por una equivocación del St George Bank, podía realizar transacciones por montos mucho mayores a los fondos disponibles en su cuenta.
En un principio, utilizó esa línea de crédito para cubrir gastos básicos como su hipoteca y seguro médico. Al darse cuenta de que esas pequeñas transferencias eran aprobadas sin problemas, empezó a probar cada vez cifras más elevadas.
“Me di cuenta de que tenía acceso a una línea de crédito extraordinariamente grande”, explicó en BBC News Mundo. Durante los siguientes dos años, realizó más de 50 transacciones, por un total de 1.988.535 dólares australianos, que equivalen a unos 1,3 millones de dólares estadounidenses. “Mi intención nunca fue tomar todo ese dinero y no devolverlo. Esperaba que el banco me contactara y dijera: ‘Queremos este dinero de vuelta’. Entonces, yo habría actuado en consecuencia”, comentó.
Durante ese tiempo, Moore comenzó a vivir como un multimillonario. Su primera compra fue un Alfa Romeo 156, aunque pronto lo reemplazó por vehículos más lujosos como un Maserati y un Aston Martin DB7. Luego fue por un barco de pesca de siete metros y objetos de colección como un billete diseñado por el artista Banksy y una piel de tambor firmada por Amy Winehouse. “Mi casa fue descrita como una cueva de tesoros cuando la policía la allanó”, recordó.
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Además, se mudó a la Gold Coast, un destino conocido por su vida nocturna y playas. “Gasté cientos de miles de dólares en strippers, alcohol, cocaína y lo que fuera”, admitió. También realizó dos viajes de lujo a Tailandia, cada uno de dos meses de duración. “Alguien me dijo: ‘Nunca he conocido a nadie que gaste dinero como tú’”, se sinceró.
El arresto y las acusaciones de Luke Brett Moore
El final de su vida de ensueño llegó en diciembre de 2012, cuando la policía allanó su hogar en Goulburn y confiscó todos sus bienes. Entonces, fue acusado obtener beneficios financieros mediante engaño. “Cuando llegué a la puerta, la policía ya estaba dentro. Tenían a mi madre contra la pared y me apuntaban con armas. Era como si pensaran que yo era un gánster peligroso”, relató.
En 2015, un jurado lo declaró culpable y fue sentenciado a cuatro años y seis meses de prisión, con un período mínimo de dos años y tres meses. Durante el juicio, tuvo dificultades para obtener una defensa adecuada debido a la falta de fondos en el sistema de asistencia legal de Australia. “Los abogados de oficio no estaban interesados en mi caso y claramente no hicieron un buen trabajo en el juicio”, lamentó.
Su vida en prisión: estudió derecho para ser su propio abogado
Moore pasó seis meses tras las rejas antes de lograr apelar su condena. Durante su tiempo en prisión, comenzó a estudiar leyes y se preparó para defender su propio caso. “Desde el primer día en prisión, traté de salir. Leí tantos libros de derecho como pude y estudié la Ley de Fianzas y la Ley de Delitos”, contó.
Sin embargo, a pesar de pasar el tiempo concentrado en su caso, recuerda su experiencia en la cárcel como devastadora. “Estás lejos de tu familia, encerrado 17 horas al día y la comida es horrible. Fue el momento más duro de mi vida”, afirmó. Finalmente, logró obtener su libertad bajo fianza y luego demostró en una apelación que no había cometido un delito según los términos de su contrato bancario.
En específico, Moore argumentó que el banco había autorizado todas las transacciones, aunque por error, y que no existía evidencia de que hubiera actuado de manera fraudulenta. El tribunal concluyó que, aunque sus acciones fueron deshonestas, no eran criminales. “El juez dijo que no vivimos en una sociedad donde los errores morales llevan a la gente a la cárcel”, explicó.
Su nuevo comienzo
Tras su liberación, Moore comenzó a estudiar derecho en la universidad y ahora trabaja como defensor de la justicia penal, con planes de convertirse en abogado. También fundó ISuePolice, una organización dedicada a denunciar la mala conducta policial en Australia. “Mi experiencia me dio una perspectiva única sobre el sistema penitenciario. Muchos de los que están ahí necesitan ayuda, no encarcelamiento”, consideró.
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Al analizar su propio caso, afirmó nunca volvería a repetir su error. “No valió la pena por unos meses de diversión. Casi arruiné mi vida y la de mi familia”, concluyó.