La semana laboral de cuatro días generó un debate global sobre los posibles beneficios para la salud mental de los empleados. Un estudio reciente de la Universidad de Cambridge, en colaboración con el Boston College y el think tank Autonomy, arrojó resultados positivos para las empresas y los trabajadores que participaron en una prueba piloto.
Según el estudio, el 71% de los empleados experimentó una disminución en los niveles de agotamiento, mientras que el 39% informó menos estrés en comparación con el inicio de la prueba. Estos hallazgos sugieren que reducir la jornada laboral puede mejorar significativamente el bienestar mental, siempre y cuando se gestionen adecuadamente las expectativas y la carga de trabajo.
Además, el informe destacó que las ausencias por enfermedad disminuyeron en un 65%, lo que indica una mejora en la salud física y emocional de los trabajadores. A pesar de que los empleados trabajaban un día menos, los ingresos de las empresas se mantuvieron estables e incluso crecieron en algunas organizaciones. Esto muestra que un modelo de cuatro días no afecta negativamente la productividad, sino que, por el contrario, puede impulsar el desempeño empresarial.
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Consideraciones para los empleadores
Para implementar con éxito una semana laboral de cuatro días, es fundamental que los empleadores ajusten las expectativas de productividad y no sobrecarguen a los empleados con el mismo volumen de trabajo que en una semana tradicional de cinco días.
Otra clave para el éxito de este modelo es la comunicación abierta con los empleados. Es crucial que los trabajadores participen en la planificación y adaptación de las nuevas dinámicas laborales. De esta manera, se sienten más involucrados y satisfechos con los cambios, lo que mejora su salud mental.
Resultados alentadores y próximos pasos
El estudio de la Universidad de Cambridge sugiere que, si bien la semana laboral de cuatro días puede no ser adecuada para todas las industrias, en aquellos sectores donde se puede implementar, trae beneficios tangibles tanto para los empleados como para las empresas. Reducir el tiempo de trabajo, sin reducir el salario, parece ser una solución eficaz para combatir el agotamiento, mejorar la salud mental y mantener los niveles de productividad.
A medida que más empresas experimenten con este esquema, los datos seguirán mostrando si realmente es el futuro del trabajo. Lo que es claro, según los resultados de esta prueba, es que los beneficios para la salud mental de los trabajadores son innegables y pueden ser el punto de inflexión para transformar las jornadas laborales en el siglo XXI.
Qué dicen los expertor sobre la semana laboral de cuatro días
- Mejora en el bienestar mental: el 71% de los trabajadores reportó niveles más bajos de agotamiento.
- Menos estrés: un 39% de los empleados experimentó reducción del estrés.
- Reducción de ausencias por enfermedad: se registró una baja del 65% en los días de licencia médica.
- Ingresos estables o en alza: las empresas no vieron reducidos sus ingresos, y en algunos casos incluso aumentaron ligeramente.
- Más autonomía para los empleados: según el Dr. Daniel Shore, la semana laboral de cuatro días brinda a los trabajadores mayor control sobre su tiempo.
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Claves para implementar una semana de cuatro días
Para que esta modalidad sea efectiva y mejore la salud mental sin generar más estrés, es importante que las empresas consideren lo siguiente:
- Ajustar expectativas de productividad: reducir las horas sin aumentar la carga de trabajo.
- Involucrar a los empleados: escuchar las necesidades y preferencias de los trabajadores sobre cómo organizar las tareas.
- Períodos de ajuste: ofrecer un tiempo de adaptación para que los empleados y la empresa se adapten al nuevo esquema.
Este estudio sugiere que, si se gestiona correctamente, una semana laboral de cuatro días puede mejorar la salud mental y la satisfacción de los empleados, mientras mantiene la productividad de las empresas.