En una ciudad tan cara como Nueva York, Estados Unidos, es común ver a jóvenes de entre 20 y 30 años compartiendo departamento para reducir los gastos. Pero la historia de vida de Ishan Abeysekera sorprende ya que en Brooklyn vive junto a otras 23 personas.
“Cuando digo que tengo 23 compañeros de casa, la gente se sorprende y me dicen: ‘¿Qué? ¡Eso suena a locura!’”, comentó Abeysekera a CNBC Make It. “Pero, en realidad, es bastante agradable”.
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Este ingeniero de 33 años vivía en un espacio administrado por Cohabs, una empresa que ofrece habitaciones completamente amuebladas y áreas comunes para estadías de seis meses a un año o más. Además de sus departamentos en Manhattan y Brooklyn, también cuenta con propiedades en ciudades europeas como Madrid, París, Londres y Milán.
Inicialmente, Abeysekera no tenía en mente compartir con tantas personas, ni siquiera con una. Cuando se mudó a Nueva York desde Londres a fines de 2022 por trabajo, su empleo le permitió vivir en un departamento de una habitación en el distrito financiero de Manhattan. Pero al buscar su propio lugar, recorrió toda la ciudad en busca de un departamento de una habitación que se ajustara a su presupuesto mensual de alquiler de entre US$2000 y US$3000.
Por casualidad, encontró Cohabs en Brooklyn. Al visitar la habitación disponible en Crown Heights, quedó cautivado al ver a algunos residentes cenando juntos. “¿Cómo se puede conocer gente cuando sos nuevo en una ciudad? Esta me pareció una buena manera de hacerlo”, afirmó.
Actualmente, paga US$2100 al mes por su habitación, que incluye wifi, servicios públicos, artículos para el hogar, servicio de limpieza semanal y un desayuno comunitario mensual. Abeysekera comenzó en una habitación más pequeña por la que pagaba US$1850, pero luego se mudó a una más grande cuando estuvo disponible.
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Los habitantes de este edificio de cuatro pisos y 24 habitaciones tienen entre 21 y 36 años. Cada uno tiene su propio espacio en la cocina, donde seis heladeras permiten que cada inquilino tenga su propio estante para alimentos. “Compartir la cocina con tanta gente está bien. Tenés tu propio lugar para guardar tus cosas”, explicó.
El edificio cuenta con espacios de coworking, un patio al aire libre y un sótano con un enorme sillón donde pueden caber todos los residentes. También hay un pequeño gimnasio y desafíos de ejercicio repartidos por todo el edificio.
“Hay tantos servicios y espacios compartidos que nunca te sentís molesto”, dijo Abeysekera. “Y cada uno tiene su propio espacio en lo que respecta a su habitación”.
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Aun así, reconoció que vivir en Cohabs tiene “muchas similitudes” con una residencia universitaria, pero destacó una diferencia clave: “Todos son mucho más respetuosos porque son más adultos y más maduros”.
Abeysekera comentó que creó fuertes lazos con personas que conoció. “Estar acá me ayudó mucho a crear una comunidad y hacer amigos”.
