La dueña de un local de belleza del barrio porteño de Parque Saavedra contó en TikTok la insólita situación que tuvo que vivir cuando una mujer fue a hacerse las pestañas junto a su amante y su pareja la sorprendió en el lugar.
La historia comenzó con total tranquilidad, como cualquier otra, cuando una fiel cliente llegó para cumplir con su turno de pestañas y se presentó junto a su amiga. Según contó la mujer, la clienta se acostó para ser atendida y el amigo se acostó en el sillón.
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El caos comenzó apenas unos minutos después, en el instante en el que le inundan el celular de mensajes a la clienta y la llenan de llamados. A los pocos segundos tocaron el timbre del local. ¿Quién era? Sí, el marido de la mujer.
“Le avisé que estaba su marido y saltó del sillón. Me preguntó: ‘¿Cómo que está mi marido? ¿Vos le dijiste que estoy acá?’. A todo esto miré al amante y él se quería tirar del balcón”, contó la mujer.
Luego de una breve conversación, la dueña del local se enteró de que finalmente la mujer no había ido con su amigo, sino con su amante. “Mi amigo es de esos amigos”, fue la frase que utilizó la clienta para explicar que se trataba de una infidelidad. “Ahí fue cuando entendí que se la había juntado el ganado”, explicó.
Pero todo se hizo más complejo cuando la mujer le pidió que esconda al amante en algún lugar y que le abra la puerta a su pareja. Claro, la trabajadora había pensado que si el hombre no era conocido del marido, no se iba a enterar de que se trataba de un tercero en discordia.
“Yo le pregunté por qué no se podían cruzar si es que no se conocían. Claro, se conocían”, advirtió la dueña del local de belleza. Pero el hecho de que se conozcan no era lo único que los unía. Resulta que el amante era el primo del marido.
Fue entonces que, para evitar un conflicto dentro del local, la joven trató de colaborar con la mujer infiel. Para ello, hizo bajar al primo por las escaleras, lo escondió en el sector de los lavarropas y subió con el marido por el ascensor.
Entre las curiosidades de la historia, la mujer cuenta que el marido se sentó en el mismo lugar en el que se había sentado su primo. “Se saludaron y ella le dijo ‘¿Cómo supiste que estaba acá?’, y él le respondió: ‘Me comentaste que venías a tal hora y te vine a buscar para que no pases frío’. Más tierno, pobre”, relató la mujer.
A todo esto, los minutos pasaban y el primo-amante estaba encerrado en el laundry, con lo cual la mujer debía encontrar un motivo para bajar y abrirle. “Como tenía a mi perra, se me ocurrió que necesitaba sacar a la perra a hacer pis un momento para abrirle y liberarme de la situación. Bajé con la perra, lo cacé al primo y le dije que había que salir”, contó la mujer, que recibió una respuesta indeseada.
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“Nono, necesito que subas de nuevo porque me olvidé mi casco”, fue la respuesta del tercero en discordia. Fue entonces que la dueña del lugar supo que todo iba a ser más complicado de lo que creía.
Sin esperar demasiado tiempo, subió nuevamente a intentar manejar la situación, pero lo que encontró en el salón de belleza era peor: “Estaba el marido peleándose a los gritos con la mujer, un poco más y estaban a las piñas”.
El casco de la moto fue el detonante de la pelea: “Resulta que el casco del primo tenía la patente y al parecer el marido ya sospechaba de eso. Vio el casco y la patente, se armó un quilombo y se empezaron a agarrar”, destalló.
Según cuenta la dueña, el hombre al que le habían sido infiel comenzó a recorrer todo el salón buscando al tercero en discordia: “Se metió en el baño, sacó la cortina, se fue al balcón e hizo un desastre”.
Luego, el marido de la clienta le pidió que le abran porque, claro, si el amante se había olvidado el casco muy lejos no se había ido. Fue en ese instante en que recordó que el primo-amante estaba en el hall del edificio esperando que le trajeran el casco.
“Fue, abrió la puerta, llamó al ascensor él solo mientras ella lloraba con un ojo hecho y otro no. Me pedía perdón, mi perro no paraba de ladrar y yo no quería bajar porque abajo estaba el otro. Era todo un quilombo”, relató ella.
Finalmente, el hombre bajó y se desató una batalla campal: “Se abrió el ascensor, estaba el otro sentado. Sale el marido con el casco en la mano y le dio un cascazo en la cara. Se pudrió todo, mi clienta intentando separar y ellos a las piñas”.
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Ella, decidió terminar su participación en la escena abriéndole las puertas: “Se fueron a las piñas a la vereda y cayó la policía, pero ya no era mi problema. Yo le dije a mi clienta que después le pasaba el alias de mi cuenta bancaria”, dijo entre risas.