Una joven profesora brasileña compartió varios videos con sus alumnos bailando y generó revuelo en el colegio donde trabaja. A raíz de esto, la institución estaría analizando si le cabe alguna sanción, aunque sus seguidores quedaron fascinados tanto con sus movimientos como con la buena relación que tiene con sus alumnos.
Si bien @cibellyferreira_ compartió varios videos bailando, hubo uno que se viralizó alcanzando los 46 millones de reproducciones y generó controversia entre los demás profesores y los directivos de la institución, ya que algunos lo vieron como un “comportamiento inadecuado dentro del aula”.
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Aunque, nada le impidió a Cibelly seguir compartiendo este tipo de contenido con sus seguidores y disfrutar del baile con los estudiantes, que siempre están dispuestos a pasar un buen rato entre clases. Además, gracias a estos videos y su gran talento para la danza, sus seguidores le recomendaron que se dedique a ser influencer tiempo completo.
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Sin embargo, no faltaron quiénes la juzgaron por la forma en la que viste, pero la mayoría la defendió y destacó su belleza: “Con esa profesora hasta los sábados y domingos voy”, “¿Instagram de la Miss?” y “Voy a clases todos los días”.
La echaron al segundo día de trabajo y ella se vengó
Una mujer inglesa de 30 años comenzó a trabajar en un centro de estética en la localidad de Bately, condado de Yorkshire, pero al segundo día la echaron por “comportamiento inapropiado”. “En su segundo día de trabajo, se comportó de forma errática y hubo una serie de problemas que dieron lugar a que la propietaria iniciara una reunión de personal y luego resolviera echarla”, manifestó la fiscalía del condado.
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Ante tal disgusto e ira, la mujer no se quedó de brazos cruzados y decidió vengarse de su ex jefa. A raíz de esto, Lauren Arafat, la joven en cuestión, se conectó con su teléfono celular al sistema interno del spa, haciéndose pasar por otro empleado. Con su nombre cambiado, en ese instante borró 211 turnos programados de clientes que iban a asistir, haciendo que la duela se quede prácticamente sin clientes y esto afectara gravemente a su negocio.
Como consecuencia de esta acción, el spa debió cerrar las puertas de su local por dos días. “La dueña tuvo que llamar por teléfono a los clientes para volver a agendar sus citas y también averiguar si se habían borrado otras”, manifestó la fiscalía.
“Ocurrió una devastación absoluta. La vergüenza y humillación fueron insoportables”, agregó la dueña. Pese a sus declaraciones, las autoridades no pudieron probar si la venganza de Arafat causó el cierre del spa.
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En consecuencia, el caso llegó a manos de la Justicia y determinaron que la joven había actuado de manera “sofisticada”, pero fue sentenciada a 250 horas de trabajo comunitario sin remuneración y 15 días de “actividades de rehabilitación”. En caso de no cumplir, podría agravarse su pena.
