Los menores han convertido a Tik Tok en el “patio de juegos digital” sin saber a qué peligros se exponen. La tendencia hoy sugiere que a partir de los 6 años los niños abren una cuenta y que el 20% de los usuarios tienen menos de 19 años.
Los cuestionamiento, inquietudes y preocupaciones en relación a TikTok no son pocas; se la ha vinculado a docenas de historias sobre tendencias virales peligrosas, incluidos los desafíos “Skull Breaker” (rompe cráneos en inglés) o “Benadryl”, que invitaba a los espectadores a tomar dosis excesivas de Benadryl (difenhidramina) para inducir alucinaciones.
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Esto ocurre sin límite geográfico en distintos países, y en el nuestro también. Tragar una moneda, videos pro-anoréxicos, y recomendaciones para hacer ejercicio cinco horas al día, junto a una imagen del abdomen de una menor de edad con la leyenda “Si no se ven las costillas, no te estás esforzando lo suficiente”, son algunos ejemplos. Los usuarios pueden acceder a este tipo de contenido las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Resulta evidente que en la inmensa mayoría de los casos los protagonistas son niños de edad preocupantemente baja.
TikTok: el patio de juegos con una puerta a la pornografía
Pero la posibilidad de utilizar a TikTok para acceder al ‘youtube naranja’ y ‘youtube azul’ es la peor de las amenazas que la app. Estas son las etiquetas para acceder a pornografía y es posible que un menor de 12 años ya sepa perfectamente de qué se trata.
No son canales de la popular plataforma de vídeo, y ni siquiera tienen relación con ella. “Youtube naranja y Youtube azul” son etiquetas que se usan en TikTok para conducir a chicos a otras plataformas de contenido pornográfico. Concretamente a Pornhub, cuyo logo es de color naranja, y a XNXX con logo azul. El acceso también es facilitado por buscadores, de hecho, en algunos casos, la indicación sobre cómo llegar hasta el contenido explícito es efectuada por el mismo protagonista del video porno, grabando un TikTok explicativo para encontrar material inapropiado para menores utilizando Google.
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Los chicos reciben en el feed de TikTok un video corto, que no es de contenido pornográfico, pero sí muy sugerente: poca ropa, posturas, gestos, canciones con mensaje. Al ser etiquetado con Youtube naranja o Youtube azul, se les avisa que ese vídeo continúa en las plataformas específicas y el nombre de usuario que deben buscar para encontrarlo.
Existe una larga lista de “códigos secretos” para camuflar propuestas de esta índole y esquivar las medidas de moderación que aplica TikTok, cuyos algoritmos limitan acceso en base a palabras, pero no a estas etiquetas. Esto no significa que la app cuente con contenido pornográfico, sino que estas etiquetas son otra puerta más de entrada.
El porno no es el problema, el problema es la edad
El porno no es el problema. Las etiquetas dejarán de usarse en algún tiempo y serán reemplazadas por otras nuevas. Antes ya existieron las populares ‘#s3x0′ o ‘#noporn’ y luego vendrán otras. La cuestión es la edad a la que se accede.
TikTok es la red social más usada por menores y como parece inofensiva, los mayores no ejercen supervisión; la instantaneidad también atenta contra la capacidad de detección de los padres. Estamos hablando de menores cuya capacidad cognitiva está aún desarrollándose y no tienen una realidad contra que comparar. Nuestros datos indican que así es como un menor accede por primera vez a contenido pornográfico a los 9 años.
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Aparentemente TikTok intenta hacer las cosas bien, los usuarios entre 13 y 15 años tienen su cuenta configurada como privada de forma predeterminada, y solo permite que sus amigos comenten sus videos. El problema es que, al igual que casi todas las redes sociales, que prohíben que los usuarios compartan contenido ilegal o inapropiado, los videos no se controlan ni examinan humanos, solo se utilizan algoritmos digitales. Esto significa que parte del contenido inapropiado se escapará inevitablemente por las grietas y fisuras de un deficiente esquema de control y que llegará a las pantallas de millones de menores.
La consecuencia de esto además sugiere la probabilidad mayor de sufrir algún tipo de exposición y acoso por ello. Padres y personas a cargo de menores debemos reflexionar sobre cómo el encierro, la hiperconectividad y la ineficacia de los controles parentales podrían afectar la salud de nuestros hijos.
La nueva “anormalidad digital” es un fenómeno que llegó y se instaló y esta es una de las consecuencias. La industria tecnológica, las instituciones y los gobiernos deben actuar en este sentido. Mientras tanto, la familia será siempre la principal referencia a la que los niños deben acudir, hablar y comunicarse constituye una de las poquísimas armas disponibles para prevenir y detectar de forma temprana.
(*) Gabriel Zurdo, CEO de BTR Consulting, especialista en riesgo tecnológico y negocios.
