El cometa 3I/Atlas ya es uno de los protagonistas del calendario astronómico de 2025. Desde su descubrimiento, el 1 de julio, generó una atención inmediata porque no se trata de un objeto común, sino de uno de los pocos visitantes interestelares que la humanidad logró identificar con precisión.
A diferencia de los cometas tradicionales, su recorrido no está ligado al Sol: llega desde otro sistema estelar y atraviesa esta región del espacio por única vez.
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Esa particularidad lo convirtió en una prioridad para la comunidad astronómica, que desde su detección empezó a concentrar recursos para seguir cada cambio en su comportamiento.

Por otra parte, es su relevancia, que incluso algunos científicos creen que se trata de una nave espacial, portadora de tecnología alienígena. Y aunque la NASA y varios miembros de la comunidad de astrónomos negaron esa posibilidad con argumentos, el cometa se mantiene entre los objetos más misteriosos descubiertos por la humanidad.
Lejos de la especulación, los equipos que siguen su trayectoria coinciden en que todavía quedan aspectos clave por definir sobre su composición, su dinámica y su procedencia real. Esa combinación de certezas parciales y preguntas abiertas explica por qué su estudio se volvió tan relevante en tan poco tiempo.
Seis claves para entender por qué 3I/Atlas es importante para la ciencia
1. Llega desde otro sistema planetario
La órbita hiperbólica del cometa indica que no pertenece al sistema solar. Esta trayectoria abierta confirma su origen interestelar y, al mismo tiempo, deja claro que su paso será único: entró, dio la vuelta por detrás del Sol, realizará un sobrevuelo cerca de la Tierra y seguirá de largo hacia el espacio profundo. Cada observación, por lo tanto, es irrepetible.
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2. Se activa a medida que aumenta la temperatura
Al acercarse al Sol, el núcleo helado sublimó y liberó gases y partículas. Equipos de observación detectaron emisiones de agua, dióxido de carbono y monóxido de carbono, compuestos que permiten reconstruir su estructura interna y obtener pistas sobre el ambiente donde se formó.
3. Integra un grupo extremadamente reducido
Antes de 3I/Atlas, solo dos objetos interestelares habían sido detectados: 1I/‘Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Tener un tercer caso permite establecer comparaciones, analizar diferencias en composición y comportamiento y mejorar las teorías sobre la formación de cuerpos en otros sistemas planetarios.
4. Tendrá su máximo acercamiento el 19 de diciembre
Pasará a unos 270 millones de kilómetros de la Tierra, una distancia segura que no implica ningún riesgo. Ese momento será clave para captar más detalles, ya que el aumento de su actividad y su brillo facilita la obtención de mediciones más precisas.
5. El seguimiento también llega desde Marte
Rovers y sondas que operan en Marte, como Perseverance y Psyche, están apuntando sus instrumentos hacia el cometa. Esta perspectiva adicional permite complementarlo con observaciones hechas desde la Tierra y sumar datos desde otro punto del sistema solar.
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6. Una oportunidad única para estudiar material interestelar
Todo lo que libera 3I/Atlas, gases, partículas y variaciones en su dinámica, ayuda a los científicos a comparar su composición con la de los cometas locales. Esa información contribuye a comprender cómo se forman y evolucionan estos cuerpos en sistemas estelares distintos al nuestro.
Mientras avanza hacia su punto de mayor actividad, el cometa seguirá bajo observación permanente. Su paso será fugaz, pero los datos que deje prometen aportar nueva información sobre los objetos que viajan entre estrellas.



