El descubrimiento de una posible señal de vida microbiana pasada en Marte, anunciado por la NASA y publicado en la revista Nature el 10 de septiembre, reavivó el debate más fascinante de la historia de la exploración espacial: ¿estamos ante la primera evidencia de vida fuera de la Tierra?
La noticia no solo sacudió a la comunidad científica, sino que también reavivó la imaginación de la gente sobre un tema que desde hace décadas despierta especulaciones, titulares y películas: la vida en el planeta rojo.
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¿Qué encontró exactamente el rover Perseverance, por qué este hallazgo es tan importante, qué significa realmente haber descubierto una “biofirma potencial”, cuáles son las dudas que persisten y qué pasos vienen después en la búsqueda de respuestas definitivas?
La noticia que sacudió al mundo
La NASA confirmó que su rover Perseverance, que explora la superficie marciana desde febrero de 2021, detectó posibles biofirmas en una roca llamada Cheyava Falls, ubicada en el cráter Jezero, un sitio que hace miles de millones de años fue el lecho de un río.
El vehículo perforó dicha roca con forma de punta de flecha y extrajo el 21 de julio de 2024 un núcleo que el equipo científico de la agencia espacial bautizó Sapphire Canyon.
“Haber encontrado posibles firmas biológicas (o biofirmas) implica haber identificado rastros que podrían haber dejado antiguos organismos microbianos en Marte”, aclaró a TN Tecno Clara O’Farrell, ingeniera de guía y control en el Jet Propulsion Lab de la NASA. “En este caso se trata de compuestos o patrones que normalmente se generan a través de procesos biológicos, como los productos químicos liberados cuando un organismo unicelular produce energía mediante reacciones metabólicas”, agregó la científica argentina que fue parte del equipo que puso al Perseverance en la superficie marciana en el 2021.
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Los instrumentos a bordo del rover, el PIXL (espectrometría de rayos X a escala microscópica) y SHERLOC (Raman y fluorescencia UV para compuestos orgánicos y microtexturas), detectaron:
- sedimentos de arcilla y limo, buenos conservantes de materia orgánica;
- carbono orgánico, azufre, fósforo y hierro;
- patrones mineralógicos dispuestos en “frentes de reacción” (lo que el equipo llamó leopard spots, o “manchas de leopardo”), con presencia de minerales como vivianita (fosfato de hierro hidratado) y greigita (sulfuro de hierro).
Según los resultados publicados en Nature, estos minerales, compuestos orgánicos y patrones químicos, en la Tierra, suelen estar asociados a la actividad microbiana.
Sean Duffy, administrador interino de la NASA, no dudó en calificar el descubrimiento como lo más cerca que hemos estado de descubrir vida en Marte. Sin embargo, también fue claro: no se trata de una confirmación, sino de un indicio prometedor que requiere más investigación.
¿Qué es una biofirma y por qué es clave este descubrimiento?
Una biofirma es cualquier sustancia, patrón o estructura que podría haber sido producida por organismos vivos. Puede tratarse de moléculas orgánicas, minerales formados en procesos biológicos o incluso texturas microscópicas en rocas.

“En el caso particular de esta biofirma encontrada en Marte, podría ser un rastro que pudo haber dejado alguna forma de vida en el pasado”, explicó Ximena Abrevaya, doctora en Cs. Biológicas-UBA, astrobióloga, investigadora del CONICET y directora-fundadora del Núcleo Argentino de Investigación en Astrobiología. “Hay ciertos tipos de minerales en la Tierra —como la vivianita y la greigita— que se forman en presencia de materia orgánica o de cierta clase de microorganismos, respectivamente. Como el Perseverance encontró estos mismos minerales en Marte, por extrapolación a lo observado en la Tierra, da lugar a pensar en la posibilidad de que se hayan formado en presencia de alguna forma de vida, y por ende podrían ser en principio una posible señal de que hubo vida en Marte", añadió.
Mauro Spagnuolo, Doctor en Ciencias Geológicas del CONITET y especialista en Ciencias Planetarias, agregó: “Una biofirma es una especie de huella que dejan los seres vivos, desde bacterias hasta nosotros mismos. Por ejemplo, nosotros liberamos oxígeno al respirar. Si se encontrara ese gas en abundancia en otro planeta podríamos sospechar que hay organismos que respiran. Pero los microorganismos también pueden dejar biofirmas en forma de minerales”.
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“Las biofirmas pueden ser mineralógicas, químicas, morfológicas u orgánicas, y reflejan la intervención de la actividad biológica, ya sea directa, como la actividad celular, o indirecta, como las sustancias que los organismos producen al realizar sus procesos químicos internos“, amplió Agustina Inés Lencina, doctora en Geología de la FTyCA-UNCA y CREAS-UNCA. Especialidad en Geobiologia y Biogeoquimica.
Pero, aunque estos minerales también se pueden formar sin la presencia de un organismo vivo, esto requiere temperaturas y presiones muy elevadas que hubieran dejado indicios en la roca. “La evidencia parece apuntar a que la fuente fue un organismo microbiano de algún tipo”, señaló O’Farrell.
Lo que lo hace especial a este descubrimiento es que estos minerales estaban dispuestos en patrones que los investigadores llamaron manchas de leopardo. “Ese tipo de textura no es común y podría estar relacionado con procesos químicos interesantes, hasta incluso haber estado en contacto con agua o con ciertos compuestos que podrían ser parte de una antigua actividad biológica”, indicó Spagnuolo.
En la Tierra, ese tipo de procesos está directamente vinculado con la forma en que los microbios obtienen energía. Joel Hurowitz, científico de la misión, corroboró esa teoría y afirmó en un comunicado de NASA que la combinación de compuestos químicos encontrada podría haber sido una abundante fuente de energía para los metabolismos microbianos marcianos”.
Sin embargo, la propia NASA fue muy cuidadosa en su anuncio. Aunque los descubrimientos son emocionantes, no constituyen una prueba definitiva de vida. Los minerales y compuestos detectados también pueden originarse mediante procesos abióticos, es decir, sin necesidad de organismos vivos.
“Sí, los minerales encontrados pueden formarse por procesos puramente químicos. Pero en principio, esto puede ocurrir a muy altas temperaturas o en condiciones de acidez”, explicó Abrevaya. “Sin embargo los estudios hechos en esta zona en Marte no confirman que estas sean características del lugar donde se tomaron las muestras”, acotó.
Además, el contexto geológico y químico específico en el que se encontraron, especialmente la asociación con otros compuestos, es lo que sugiere un posible origen biológico. “La confirmación de vida requiere descartar la hipótesis nula, es decir, que ciertos atributos sean posibles de producirse por procesos puramente físico-químicos. La evidencia sugiere que los minerales encontrados son bioseñales potenciales porque se asocian a la actividad de microorganismosa una señal química específica que, en la Tierra, está típicamente controlada por la biología para obtener energía”, detalló Lencina.
Según Spagnuolo, lo que hace verdaderamente diferente y sorprendente este descubrimiento es una serie de coincidencias y características que no se dieron en otros hallazgos anteriores: “Por un lado, se encontraron minerales ricos en fósforo y azufre, que en la Tierra suelen estar muy asociados a la actividad de microorganismos, y por otro, la textura moteada de la roca, que recuerda a patrones que dejan algunas colonias microbianas. A esto se suma que se hallaron compuestos orgánicos asociados. Es como si varias piezas del rompecabezas apuntaran en la misma dirección: individualmente son indicios, pero todas juntas hacen más fuerte la sospecha”.
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Por qué este descubrimiento es distinto a otros
Contexto geológico favorable: Las rocas de Jezero conservan mejor la materia orgánica que otras piedras, por lo que encontrar compuestos orgánicos allí es especialmente relevante.
Minerales que indican procesos químicos relacionados con la vida: No basta con detectar carbono; también importa encontrar minerales y compuestos juntos que, en la Tierra, suelen participar en procesos que generan energía en organismos vivos.
Muestras preparadas para traer a la Tierra: La zona de Sapphire Canyon forma parte de los núcleos que Perseverance está recolectando con el objetivo de traerlos a la Tierra. Allí podrán analizarse con métodos mucho más precisos de los que los instrumentos en Marte permiten.
No obstante, hay límites prácticos: las herramientas de un rover, por muy avanzadas que sean, no reemplazan la capacidad analítica que ofrecen laboratorios terrestres (espectrometría de masas de ultraalta resolución, microscopia electrónica, medidas isotópicas detalladas). Por eso la comunidad repite el estribillo científico: para confirmar vida se requieren múltiples líneas de evidencia independientes y la exclusión rigurosa de procesos abióticos plausibles.
La escala CoLD: medir la confianza en el hallazgo
Para ordenar el debate científico y evitar afirmaciones apresuradas, la comunidad utiliza herramientas como la escala de confianza de detección de vida (CoLD, por sus siglas en inglés), que clasifica los descubrimientos en distintos niveles de confianza, desde la mera detección de compuestos interesantes hasta la confirmación de una biofirma inequívoca.
En el caso de Sapphire Canyon, estaría ubicado en los niveles intermedios: más allá de un simple indicio químico, pero todavía lejos de la certeza. Para subir de nivel se necesitan más datos, y preferentemente análisis realizados en laboratorios terrestres.
Perseverance y el lugar clave: el cráter Jezero
El cráter Jezero, de 45 kilómetros de diámetro, es uno de los lugares más prometedores para buscar señales de vida en Marte. Hace entre 3.200 y 3.800 millones de años, fue un lago alimentado por un río. Allí se depositaron sedimentos ricos en minerales, un entorno ideal para preservar rastros de organismos.
Que la posible biofirma aparezca en rocas relativamente “jóvenes” fue una sorpresa. Hasta ahora se pensaba que las mejores chances de encontrar rastros de vida estaban en formaciones más antiguas. Esto abre la posibilidad de que Marte fuera habitable por más tiempo de lo que se creía.
La misión Perseverance: contexto, línea de tiempo y objetivos
Para entender la importancia del descubrimiento, es necesario conocer la misión que lo hizo posible.
Lanzada el 30 de julio de 2020, Perseverance tocó la superficie de Marte el 18 de febrero de 2021 con los objetivos de buscar señales de vida microbiana pasada, estudiar la geología de un antiguo delta lacustre en Jezero y recolectar muestras para su eventual análisis en laboratorios terrestres.
Además, también tiene la tareas de probar tecnologías para futuras misiones humanas, como MOXIE (producción de oxígeno) e Ingenuity (helicóptero experimental).
Hasta ahora, Perseverance recolectó 27 núcleos de roca, concluyó decenas de análisis químicos y demostró la viabilidad de misiones tecnológicas complementarias, como vuelos repetidos de Ingenuity y producción de oxígeno con MOXIE.
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¿Qué sigue ahora?
Aunque los instrumentos de Perseverance son de última generación, no tienen la capacidad de dar una respuesta definitiva. Por eso, la gran apuesta es la futura misión Mars Sample Return (MSR), que debería traer a la Tierra algunas de las 27 muestras ya recolectadas por el rover, incluyendo la última de Sapphire Canyon.
En laboratorios terrestres será posible aplicar técnicas avanzadas de microscopía, espectrometría de masas e isotopía que podrían confirmar si los compuestos encontrados tienen realmente un origen biológico.
Sin embargo, el programa MSR, la fase clave que definirá si estamos ante la primera prueba real de vida fuera de la Tierra, enfrenta desafíos tecnológicos y presupuestarios. Aunque estaba previsto para la década de 2030, algunos expertos creen que podría demorarse, pero la NASA todavía no confirmó la fecha.
La importancia del descubriento en el cráter Jezero
Si se llegara a confirmar que estas biofirmas corresponden a organismos que vivieron en Marte hace miles de millones de años, estaríamos ante uno de los descubrimientos más trascendentes en la historia de la humanidad.
Principalmente significaría que, aunque se trate de microbios extintos, sería la primera evidencia de vida descubierta por la humanidad más allá de nuestro planeta.
Luego, se confirmaría lo que los científicos llaman universalidad de la vida: si surgió en la Tierra y también en Marte, incluso en condiciones distintas, aumentan las probabilidades de que sea un fenómeno común en el universo.
Esto haría replantear el futuro de la exploración espacial. Las miniones venideras tendrían un nuevo objetivo: entender cómo se desarrolló esa vida, si dejó descendencia o si todavía persisten formas ocultas.
La astrobiología pasaría a ser una ciencia central y habría un antes y un después en nuestra relación con el universo. E incluso si los indicios resultan ser producto de procesos puramente químicos, el hallazgo sigue siendo extraordinario. Significaría que Marte tuvo ambientes complejos y dinámicos, con procesos capaces de imitar la vida, lo que en sí mismo ya es fascinante.
Por último, la confirmación de biofirmas tendría un alto impacto cultural, filosófico e incluso religioso, ya que respondería una de las grandes dudas de la historia de la humanidad.
Una pista más en una larga búsqueda
Desde las primeras misiones Viking en los años 70, la humanidad busca señales de vida en Marte. Cada rover y cada misión orbital fueron sumando piezas a un rompecabezas que todavía no termina de armarse.
Hoy, con Sapphire Canyon, tenemos una de las pistas más prometedoras hasta el momento. ¿Será la definitiva? Nadie lo sabe todavía. Lo que está claro es que el planeta rojo sigue siendo el lugar más cercano y más tentador para responder a la gran pregunta: ¿estamos solos en el universo?