La exploración espacial ya no depende solo de cohetes ni de astronautas expertos. Hoy, el verdadero motor detrás de muchas misiones de la NASA es invisible e intangible: la inteligencia artificial.
La agencia espacial estadounidense anunció que incorporó sistemas de IA y aprendizaje automático como parte esencial de su estrategia para conquistar el cosmos.
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Desde la superficie de Marte hasta los telescopios que investigan galaxias lejanas, los algoritmos ya son un copiloto indispensable.

Estos son algunos ejemplos de cómo la NASA sumó IA a sus misiones
- Los rovers marcianos que piensan por sí solos
Explorar Marte supone un desafío enorme: una señal enviada desde la Tierra tarda entre 5 y 20 minutos en llegar al planeta rojo. Con semejante retraso, resulta imposible manejar un vehículo en tiempo real. Por eso, rovers como Perseverance y Curiosity cuentan con inteligencia artificial integrada.
Estos robots no funcionan como simples autos a control remoto: analizan el terreno, evitan obstáculos, trazan rutas seguras e incluso seleccionan objetivos científicos de manera autónoma. Esa capacidad les permite avanzar más rápido y multiplicar los descubrimientos sin esperar instrucciones constantes desde la Tierra.
- Telescopios que ven más allá de lo humano
La IA también juega un papel decisivo en el análisis de datos astronómicos. Telescopios como el James Webb o el Hubble envían volúmenes de información tan gigantescos que sería imposible procesarlos solo con equipos humanos.
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Gracias al aprendizaje automático, la NASA puede detectar patrones, clasificar galaxias, identificar exoplanetas y descubrir fenómenos cósmicos en cuestión de segundos. Lo que antes le llevaba años a un astrónomo, ahora puede resolverse en minutos con ayuda de un algoritmo.
- Un copiloto confiable para futuras misiones
El papel de la inteligencia artificial no se limita a Marte o a los telescopios: ya se utiliza para optimizar trayectorias de cohetes, monitorear la salud de los astronautas y anticipar fallas técnicas en naves y equipos.
Con cada nuevo avance, la NASA confirma que la exploración espacial del futuro no será solo un desafío de ingenieros y astronautas, sino también de algoritmos capaces de tomar decisiones en momentos clave. La próxima gran frontera no se medirá únicamente en kilómetros recorridos, sino en la confianza que logremos depositar en la IA como compañera de viaje.
En ese escenario, el copiloto de las misiones más ambiciosas de la humanidad no llevará traje espacial: será un sistema inteligente que, silenciosamente, ya está cambiando la forma en que miramos el universo.