Fue una escena digna de una película retrofuturista: la inteligencia artificial más popular del momento se enfrentó a un rival inesperado, un programa de ajedrez de hace casi medio siglo, en una Atari 2600...y perdió.
El resultado fue humillante para la IA. ChatGPT fue derrotado sin atenuantes por el modesto software de 1977.
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El experimento fue humillante para la herramienta de OpenAI y demostró que, al menos en el tablero de ajedrez, la tecnología moderna todavía tiene mucho que aprender de sus antepasados.
La partida fue idea de Robert Caruso, ingeniero de Citrix, quien decidió enfrentar a ChatGPT, el modelo de lenguaje de OpenAI, contra el cartucho Video Chess de la querida consola de Atari lanzada en 1977.
La expectativa era ver una contienda curiosa, pero el desarrollo del duelo dejó poco margen para la duda: ChatGPT cometió error tras error, confundió piezas, olvidó posiciones y desperdició oportunidades elementales.
Caruso relató que la IA confundía torres con alfiles, no detectaba jugadas simples y, en varias ocasiones, perdió completamente la noción del estado del tablero. Incluso cuando se cambió la visualización a notación estándar de ajedrez, lejos de mejorar, ChatGPT acumuló más fallos. “Las equivocaciones de la IA harían reír a un club de ajedrez de tercer grado”, bromeó el ingeniero luego del experimento.
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¿Por qué falló ChatGPT?
La clave del partido entre la IA y la Atari está en el propósito de cada tecnología. Mientras que el programa de la consola fue diseñado exclusivamente para jugar ajedrez, aunque con recursos técnicos muy limitados, ChatGPT es un modelo de lenguaje entrenado para generar texto y mantener conversaciones, no para razonar estratégicamente en un juego de tablero.
La IA puede explicar reglas, contar anécdotas y hablar sobre campeones, pero jugar una partida real es otra historia.
Durante los 90 minutos que duró el experimento, Caruso tuvo que intervenir repetidas veces para evitar que la IA cometiera jugadas desastrosas o perdiera el hilo del juego.
El resultado de este singular enfrentamiento es un recordatorio de que, pese a los avances en inteligencia artificial, las herramientas especializadas siguen superando a los sistemas generalistas en tareas concretas. La Atari 2600, con su procesador de apenas 1 MHz y 128 bytes de RAM, logró lo que muchos no esperaban: vencer de manera contundente a una IA que funciona con potentes servidores y GPU de última generación.
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Lejos de ser una derrota vergonzosa, el episodio invita a reflexionar sobre las verdaderas capacidades y limitaciones de la inteligencia artificial actual. ChatGPT brilla en la generación de texto y la conversación, pero todavía está lejos de dominar el ajedrez y, por extensión, otras tareas que requieren razonamiento estratégico y memoria a largo plazo.
