La inteligencia artificial generativa —capaz de crear texto, imágenes, música, audio y video— revolucionó la sociedad y transformó la vida cotidiana, el trabajo y, especialmente, la educación.
La integración de modelos de lenguaje como ChatGPT, Gemini o Claude en las aulas, y la alta adopción y disponibilidad de chatbots, generó un desafío sin precedentes: ¿cómo cambia la IA la forma en que los estudiantes acceden al conocimiento y cómo los docentes deben repensar sus estrategias pedagógicas?
Leé también: La inteligencia artificial y su integración al proceso educativo
“Mientras que la IA promete personalizar la educación y mejorar la eficiencia del aprendizaje, también genera incertidumbre sobre el papel del docente, la autenticidad del trabajo del alumno y la necesidad de repensar el método de evaluación tradicional”, expresó Eduardo Laens, docente secundario, universitario y CEO de Varegos, a TN Tecno.

Esto sucede a diario en las aulas de los colegios secundarios y universitarios, donde los alumnos tienen acceso instantáneo a información y herramientas que pueden responder preguntas, generar ensayos (como monografías y trabajos prácticos) y resolver problemas de toda índole. “Esto cambió radicalmente la relación entre esfuerzo y resultado en el aprendizaje. Antes, la adquisición de conocimiento requería investigar, leer y sintetizar información; ahora basta con hacer la pregunta correcta para obtener en segundos una respuesta detallada”, agregó Laens.
Sin embargo, hay un problema que los chicos, principalmente, no tienen en cuenta: los modelos públicos de IA que utilizan son falibles. Fallan, están sesgados y no hay una curaduría de contenido que asegure que las respuestas que obtienen de ellos son correctas. Y pareciera que confían en estos modelos como si fueran un oráculo de la verdad.
Leé también: Ver para no creer: la inteligencia artificial debilitó nuestra capacidad de reconocer qué es verdad y qué no
“La IA no solo impacta la forma en que los alumnos acceden al conocimiento, sino también sus procesos de pensamiento crítico, creativo y analítico. Caen sistemáticamente en la tentación de aceptar respuestas sin cuestionarlas, de depender excesivamente de la tecnología en lugar de desarrollar habilidades propias. Este fenómeno generó una brecha entre lo que los estudiantes pueden producir con asistencia de IA y lo que realmente comprenden”, afirmó Laens.
Los principales desafíos de enseñar y aprender en la era de la IA
“Creo que uno de los principales desafíos tiene que ver con cómo incorporar estas nuevas tecnologías al aula, demostrando que no son la solución ni el modo en que terminan aprendiendo y tampoco ponérselos en contra como enemigos. Buscar el intermedio. Saber utilizar la herramienta a favor del estudiante", explicó la psicopedagoga Elena Perhuil a TN Tecno.
“El riesgo es que los chicos dependan demasiado de esta tecnología, y que todas las tareas y preguntas que tengan las resuelvan con ChatGPT u otras IA”, agregó Jimena Veiga, docente de inglés en escuelas medias.
“El primer desafío es que los estudiantes simplifican las búsquedas de información a una sola respuesta, que es la que les da la inteligencia artificial”, expresó Maida Monges, docente de secundaria en CABA.
Leé también: IA en educación: ¿Cómo prepararnos para lo que se viene?
Consultado por TN Tecno, Matías Grinberg, psicólogo con orientación en neurociencias, aseguró que existen desafíos técnicos, éticos y académicos que enfrentan los docentes al usar la inteligencia artificial: “El hecho de que los sistemas de inteligencia artificial se equivocan, cometen lo que suelen llamar alucinaciones, que es el hecho de que la inteligencia artificial da hechos como fácticos cuando en realidad son un invento improvisado del momento, es un gran desafío, ya que los estudiantes no son capaces de detectar cuando el modelo está diciendo algo falso aunque suene convincente”.
En cuanto a los educadores, se enfrentan a un doble desafío: adaptarse a una nueva manera de enseñar y redefinir su rol dentro del aula. “Históricamente, los docentes fueron la principal fuente de conocimiento para los estudiantes, pero ahora deben asumir el papel de facilitadores del aprendizaje, y guiar a los alumnos en el uso ético y efectivo de la IA”, agregó Laens.
“El gran rol que tiene hoy el docente es el de transmitir interés, preguntas, incertidumbres, buscar respuesta en los estudiantes”, sumó Perhuil.
“La inteligencia artificial es una herramienta a regular por el docente, para evitar simplificaciones, que por ahora no pude sustituir la labor docente dentro del aula, ya que no puede poner la impronta humana en el análisis de los procesos”, aportó Roberto Sahagun, docente de primer y segundo año. “El desafío del docente respecto a las herramientas de IA es hacerles entender que el conocimiento no se busca, se construye. La construcción tiene una pata individual, pero lo que más enriquece es la pata del cimiento colectivo, que no es otra cosa que el pensamiento crítico”, afirmó el docente a TN Tecno.
“Acompañar al estudiante a dudar, a buscar información, a chequear distintas fuentes y confrontarlas, a que nunca las respuestas sean de clausura del tema, es la tarea del docente hoy en día”, agregó Monges.
Leé también: Las máquinas que piensan solas son realidad: cómo funciona la inteligencia artificial autónoma
La evaluación en tiempos de IA y la oportunidad de trabajar en el aula
Sin duda, uno de los mayores desafíos de esta era es la evaluación. Las tareas tradicionales, como trabajos prácticos, resúmenes o ejercicios para hacer en casa, perdieron su valor como herramientas para medir el aprendizaje, ya que pueden ser generadas en segundos por una inteligencia artificial.
“Ahora es prácticamente imposible, o muy dificultoso, evaluar trabajos realizados sin el control permanente del docente. Existen herramientas que apuntan a detectar cuando algo se hizo con la inteligencia artificial, pero son falibles y no deja de ser una salida probabilística. El desafío está abierto”, afirmó Grinberg, que además es fundador y director del Instituto Humai, una organización de Ciencias de Datos e Inteligencia artificial.
En ese sentido, Laens aseguró: “Esta situación obliga a los docentes a diseñar estrategias de evaluación más dinámicas y centradas en el razonamiento, la creatividad y la aplicación práctica de los conocimientos”.
Frente a esta situación, el espacio académico debe resolverse en el aula, no en la privacidad de los hogares, donde los estudiantes sucumben ante la seductora llamada de las IA. “Debates, lluvia de ideas, ejercicios de resolución de problemas en el aula, son poderosísimas herramientas para esta era. Y sin duda alguna, la evaluación oral volverá a un lugar preponderante para asegurar de primera mano que el estudiante adquirió las herramientas necesarias de cada currícula”, propuso Laens.
Leé también: ¿Puede la inteligencia artificial rebelarse contra los humanos? La inesperada opinión de 3 chatbots
“Por ahora, la IA es una herramienta como lo sería cualquier herramienta digital. La clave está en optimizarla, incluir la tecnología de manera criteriosa. De eso se encarga el docente, que es quien marca los tiempos, potenciando la lectura comprensiva que le permita al alumno vincular, comparar, relacionar, etcétera”, afirmó a TN Tecno Roberto Sahagun.
“El gran desafío es ver cómo incorporar, cómo utilizar esa herramienta a favor del ser humano, del aprendizaje, de los conocimientos, y aprender a aplicarla”, agregó Perhuil. “La riqueza del docente tiene que ver en cómo transmitir el contenido, que puede estar también en Internet, y en cómo hacer para darle valor a esa información”, afirmó.
Hacia una convivencia equilibrada con la IA
A pesar de estos desafíos, la IA también ofrece oportunidades para mejorar la educación. No se debe negar su existencia, sino adoptarla y darle a los estudiantes los criterios de uso correcto, y capacitar a los docentes para que puedan potenciar su uso es las aulas: las IA deberían ser utilizadas para lograr más, no para hacer menos.
Para lograrlo, es fundamental que tanto instituciones como gobiernos inviertan en capacitaciones y en la creación de marcos éticos y normativos, al mismo tiempo que regulen e impulsen su uso en el aula. Y, como expresaron los docentes, es crucial educar a los alumnos en el pensamiento crítico para que puedan interactuar con la IA de manera responsable.
“La IA no debe verse como una amenaza para la educación, sino como un potenciador que, bien utilizado, puede impulsar el aprendizaje y mejorar la experiencia académica”, finalizó Laens.
Todos los docentes consultados por TN Tecno coincidieron en que está en ellos la obligación de enfrentar un replanteo profundo de los métodos de enseñanza y evaluación, así como un esfuerzo coordinado para garantizar que todos los actores involucrados en la educación puedan adaptarse a esta nueva realidad. La clave no está en prohibir la IA en las aulas, sino en aprender a convivir con ella de manera inteligente y ética.