Los chispazos entre Elon Musk y Sam Altman podrían menguar tras la determinación de una jueza en Estados Unidos. Yvonne Gonzalez Rogers (recordada por su arbitraje en el juicio entre Epic Games y Apple) desestimó una petición que el magnate presentó contra la organización detrás de ChatGPT, con la que procuró obstaculizar su conversión a una entidad con fines de lucro.
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Es de conocimiento público que OpenAI (en cuyo grupo fundador participó el mismísimo Musk) pretende concretar este año un paso fundamental en sus casi diez años de historia. Según contamos anteriormente en TN Tecno, la organización especializada en Inteligencia Artificial avanzará hacia un sinceramiento y se convertirá en una empresa “tradicional”, con fines de lucro, apartándose del esquema híbrido (con un brazo lucrativo) que ha tenido hasta ahora.
En declaraciones previas a The Wall Street Journal, Musk había dicho que “es hora de que OpenAI vuelva a ser de código abierto y centrada en la seguridad”. Por su parte, en una entrevista reciente, Altman dijo que el CEO de SpaceX es un “matón al que le gusta meterse en peleas”.
Elon Musk “no aportó pruebas suficientes” en su petición, según la jueza Gonzalez Rogers
De acuerdo a la jueza federal, el dueño de Tesla y SpaceX no aportó “pruebas suficientes” para justificar la petición de impedir a OpenAI convertirse en una empresa con fines de lucro, presentación que el magnate realizó a fines del año pasado.
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En concreto, Musk había acusado al grupo liderado por Altman y a su socio Microsoft de presionar a los inversores para que no financien a otras empresas en el negocio de la IA, un ámbito en el que el empresario nacido en Sudáfrica ha vuelto a participar activamente a través de su compañía xAI.
De acuerdo a documentos a los que accedió el Financial Times, la jueza también rechazó la petición basándose en la afirmación de que OpenAI violó la misión fundacional del grupo, que en sus orígenes se propuso desarrollar una IA “para el beneficio de la humanidad”. En este punto, desde la organización detrás de ChatGPT mencionaron que Musk tenía la intensión de fusionar a esa firma con su automotriz Tesla y que eso “habría sido genial para su beneficio personal, no para la misión o los intereses estadounidenses”.
Tras la presentación de la demanda, OpenAI divulgó correos electrónicos antiguos en los que Musk apoyaba el plan de convertir a la organización en una empresa con fines de lucro y en los que, además, manifestaba su intención de convertirse en su director ejecutivo.
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A pesar de esta primera batalla perdida para Musk, Gonzalez Rogers aprobó un juicio acelerado que se llevará a cabo hacia finales de este año, en el que se buscará determinar si los nuevos planes de OpenAI van en desmedro del interés general.
Al respecto, la jueza señaló que Musk no cumplió con “la alta carga requerida para una orden judicial preliminar” que alcance para bloquear la transformación de OpenAI. Sin embargo, subrayó que el caso amerita una resolución expedita, debido a que existe “un interés público en juego y un posible daño si la conversión se lleva a cabo de manera ilegal”.
Elon Musk quiso estorbar a OpenAI con una oferta multimillonaria
En febrero, OpenAI rechazó una oferta de 97.400 millones que había sido presentada por un grupo inversor liderado por Musk. A poco de conocerse esa propuesta, Altman salía al ruedo con un comentario irónico: “No gracias, pero compraremos Twitter si querés”, escribió en Twitter.
“No estamos en venta”, comentaron en una carta en la que aseguraron que aquella fue una embestida de Musk para obstaculizar las actividades de la organización. “Este es el último intento del señor Musk para perturbar la competencia”, agregaron. “Cualquier posible reorganización de OpenAI fortalecerá a nuestra división sin fines de lucro y su misión de garantizar que la Inteligencia Artificial General beneficie a toda la humanidad”, cerraron.
