El tránsito de vehículos en las calles es responsable de una parte importante de las emisiones mundiales y urbanas de gases de efecto invernadero. Especialmente en los cruces de las ciudades, la contaminación puede ser hasta 29 veces mayor que en las calles sin semáforos, y la mitad de estas emisiones proceden de los autos que aceleran tras detenerse en un cruce.
Aunque esto es inevitable, en cierta medida puede controlarse a través de la optimización del flujo de los semáforos.
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En este contexto, Google presentó el proyecto Green Light, un innovador sistema que usa Inteligencia Artificial y las tendencias de Google Maps para entender los patrones del tránsito y elaborar recomendaciones para la programación de semáforos con el objetivo de mejorar la circulación y la movilidad urbana.
La Ciudad de Buenos Aires se incorporó en su fase piloto, con el objetivo de mejorar el control del tránsito en la ciudad, ajustar la programación de los semáforos en momentos clave, reducir los tiempos de espera, hacer que el tráfico fluya y así minimizar las emisiones de gases contaminantes y ahorrar combustible.
Cómo funciona el proyecto Green Light de Google
Teniendo como base el trabajo de mapeado de calles realizado por Google durante décadas, esta tecnología podrá inferir los parámetros existentes de los semáforos, como por ejemplo la duración del ciclo, el tiempo de transición, coordinación y funcionamiento de los sensores.
Luego, el sistema medirá de las tendencias del tránsito. Google creó un modelo para comprender cómo fluyen los autos en los cruces de calles. Esto ayuda a comprender los patrones típicos de cada localidad, incluidos los de parada y arranque, los tiempos promedio de espera en un semáforo, la coordinación entre cruces adyacentes y cómo cambian los planes de los semáforos a lo largo del día.
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Gracias a la IA, se podrán identificar posibles ajustes en la optimización de los semáforos. Estas recomendaciones se compartirán con los ingenieros de tránsito de la ciudad, quienes tras aprobarlas, pueden aplicarlas fácilmente en solo 5 minutos.
Una vez implementado, se mide el número de paradas que se ahorraron los conductores y su impacto en los patrones de tránsito. Así, a través de modelos estándar del sector, se calcula el impacto climático de estos cambios.
Por último, estos datos son compartidos con la ciudad asociada y comienza un monitoreo continuo por si surgen cambios necesarios en el futuro.
Este sistema ya se está implementando en 14 ciudades de todo del mundo, desde Haifa hasta Bangalore y Hamburgo, con resultados prometedores en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
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Las cifras iniciales de este proyecto predicen una reducción potencial de hasta el 30% de las paradas de tráfico y del 10% de las emisiones de CO2. Optimizando cada intersección y coordinando las adyacentes, se podrá crear secuencias de semáforos en verde que ayuden a las ciudades a reducir aún más el tráfico de parada y arranque.