Durante las últimas décadas, el tamaño de los televisores aumentó sin pausa. De las pequeñas pantallas cuadradas que fueron estándar en los 80′s y 90′s, pasamos a las 85 pulgadas que se ofrecen en el mercado como el must para estar a la vanguardia; amén de la altísima resolución que, por cierto, difícilmente se podrá aprovechar si no se ofrece contenido con esa calidad.
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Una serie de variables nos hace suponer que los televisores dejarán de crecer en pulgadas, invariablemente. Esas razones apuntan más a cuestiones lógicas que a requerimientos tecnológicos, ambientales o demasiado técnicos.
Los televisores llegaron al tope de su crecimiento y ya no sumarían pulgadas
Tal como señalamos, el fin del crecimiento en pulgadas de los televisores hogareños tiene un sustento lógico. Para comprenderlo, cabe indicar lo siguiente: una pantalla de 85 pulgadas tiene 105 centímetros de alto y 189 de ancho. ¿Cuántos livings tienen paredes libres de casi 2 metros?
Por lo demás, tal como nota el sitio Xataka, surgen otras limitaciones. Una de ellas es el ascensor de los edificios. Subir elementos que pronto superarían los 2 metros obligaría a cargarlos por escalera o —en casos más complejos— con trabajosas artimañas de compañías de mudanza, tal como se suben algunos muebles pesadísimos.
Televisores gigantes: el principal problema es la distancia
Imaginemos que el comprador cuenta con una pared grande y libre para colocar un televisor que, digamos, tiene 100 pulgadas. Que, además, el artefacto ha sido trasladado hasta el salón de su casa con destreza. Superados esos inconvenientes, aparece el más relevante: la distancia necesaria entre el espectador y la pantalla.
Al comprar un televisor, siempre hay que tener en cuenta las medidas de la habilitación en la que se lo colocará. Las siguientes son las referencias a considerar, contemplando también la resolución.
- Distancia entre 1 y 1,5 metros: conviene una pantalla no más grande de 24 pulgadas con resolución Full HD (1920 x 1080 píxeles); si tiene resolución UHD (3480 x 2160) lo ideal será entre 40 y 46 pulgadas.
- Distancia entre 1,5 y 2 metros: en este caso conviene una tele HD (1366 x 768) de 19 pulgadas; una Full HD de entre 26 y 32 pulgadas; o una UHD de entre 46 y 55 pulgadas.
- Distancia entre 2 y 3 metros: con resolución HD conviene que sea de 32 pulgadas; Full HD entre 32 y 46 pulgadas; y UHD entre 60, e incluso hasta los grandes televisores de 85 pulgadas.
- Distancia entre 3 y 4 metros: en espacios grandes es posible estirar las pulgadas. Una pantalla HD podría ser de 32 a 40 pulgadas; subiendo al Full HD entre 46 y 55; mientras que en UHD se puede saltar por encima de las 85 pulgadas.
Siguiendo a la fuente mencionada, el dilema de los televisores, que dejarían de crecer en función de las limitaciones señaladas, podría eludirse con algunas alternativas. Por ejemplo, las pantallas enrollables que solucionarían el problema del espacio disponible en las paredes. Un tanto más lejos en el tiempo —evaluando en actual nivel de adopción— también aparecen la realidad virtual y la holografía.
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Mientras tanto, es improbable que las TVs sigan creciendo en pulgadas. Es simple: no hay living que aguante.
