Las inversiones en antienvejecimiento se están haciendo populares entre los ricos. Multimillonarios tecno como Jack Dorsey, Jeff Bezos y un número cada vez mayor de magnates, apoyan y financian investigaciones de longevidad o proyectos científicos que pueden ofrecer soluciones para alargar la vida.
El último en sumarse a este grupo es Sam Altman, CEO y fundador de OpenAI. Altman invirtió discretamente en una startup de biotecnológica Retro Biosciences que trabaja con inteligencia artificial e ingeniería genética para rejuvenecer las células humanas.
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La inversión del creador del popular ChatGPT se mantuvo en secreto para evitar que el intento de la empresa, de retrasar o revertir el envejecimiento, fuera etiquetado como un proyecto de vanidad de otro multimillonario de la tecnología.
Recordemos que el fundador de Amazon, Jeff Bezos, puso una alta suma de dinero en una startup similar, Altos Labs. Jack Dorsey y Mark Zuckerberg tienen inversiones idénticas. Pero a diferencia de ellos, Altman no está siguiendo ningún tratamiento o terapia de la empresa que ha financiado.
El joven entrepreneur,y programador, de 37 años, declaró que quiere dedicar su tiempo y dinero en desarrollar tecnologías que tengan un impacto positivo en la humanidad. Interesado desde hace tiempo por la biotecnología antienvejecimiento, Altman lleva años buscando financiar empresas que realicen experimentos de ese tipo.
Este interés de Altman por la longevidad comenzó hace unos ocho años, cuando se topó con la investigación de la “sangre joven”, experimentos que consistían en infundir a ratones mayores la sangre de roedores más jóvenes.
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Qué es Retro Biosciences, la empresa que busca retrasar la muerte
Retro Biosciences fue creada por Joe Betts-LaCroix, Sheng Ding y Matt Buckley. Con el objetivo de retrasar 10 años la muerte, trabajan en la prevención de enfermedades e invierten en desarrollos como la biología computacional basada en aprendizaje automático.
La empresa afirma que espera diseñar algún día tecnologías capaces de prevenir múltiples afecciones a la salud. Para ello, apunta a la reprogramación celular y terapias inspiradas en la autofagia y las intervenciones de plasma, pero todavía no han empezado con ensayos clínicos.
