¿Puede vivir un joven de 15 a 24 años sin el celular durante una semana? Puede, claro. Pero no necesariamente la va a pasar tan bien. “Tuve más ansiedad que cuando dejé de fumar”, confesó una de las 97 personas que participaron de un experimento propuesto por universidades españolas.
Esa franja etaria usa el celular alrededor de cinco horas diarias: muchos para comunicarse con el exterior y recibir noticias, el lugar más cómodo para hacerlo.
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Los 97 jóvenes aceptaron el reto y comentaron su experiencia de la semana desconectados. El proyecto cuenta con el apoyo del Ministerio de Ciencia e Innovación española.
“Nos movió a arrancar la investigación una fuerte preocupación: los datos nos dicen que los jóvenes acuden a fuentes oscuras para informarse, a actores ajenos a la profesión periodística, la sociedad del futuro se contenta con esa banalización del contenido”, dijo Pedro Farías, catedrático de Periodismo de la Universidad de Málaga e investigador principal del proyecto, al diario El País.
La primera semana de la experiencia significaba un uso normal de los aparatos, donde se registró un uso medio de cinco horas.
La segunda semana fue sin el teléfono, y los participantes debían anotar en un diario sus impresiones: “Ver a todo el mundo con el móvil en el transporte público me creaba necesidad de usarlo”, escribió uno de ellos.
Incomodidad, inseguridad, dependencia, ansiedad, fueron algunas de las sensaciones que tuvieron esos días.
Con el correr del tiempo, los comentarios cambiaban positivamente, y para la última semana lograron tener más conexión con familiares, personas cercanas y la naturaleza. “Leí un libro por primera vez en seis años”, confesó Lorena Vegas (21) al diario español.