Hay un chiste que dice que las impresoras tienen vida propia y que, como los animales, sienten el temor humano. Y mucho más cuando queremos imprimir algo urgente: “No dejes nunca que una impresora sepa que estás apurado. Ellas huelen el miedo”.
La broma viene de la fama de poco confiables que tienen estos dispositivos periféricos: suelen atascarse, quedarse sin tinta, no responder y romperse con facilidad. Esto se debe, en la mayoría de los casos, a la falta de mantenimiento, especialmente en hogares donde se las usa poco y quedan olvidadas en un rincón hasta que hay que imprimir algún documento importante.
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Para que la impresora dure muchos años y responda cuando más la necesitamos, es necesario darle un poco de mantenimiento y atención de manera regular. En TN Tecno te compartimos tres consejos clave para este importante dispositivo no te falle y no tengas que salir corriendo a buscar una fotocopiadora cuando necesites imprimir algo importante.
1 - Comprobá los cabezales de impresión
Realizar una comprobación de los cabezales e inyectores de tinta es una tarea muy importante para saber si las fallas en la impresión se deben a que están obstruidos. Esto se realiza desde tu computadora con el programa que maneja la impresora.
El procedimiento depende de tu computadora y de cada marca y modelo de impresora, por lo que deberás consultar su manual y buscar cómo hacerlo en tu equipo. Tené en cuenta que esta comprobación utilizará un par de hojas, un poco de tinta y no se podrá realizar si los cartuchos están vacíos.
Una vez que inicie la comprobación de los inyectores, la impresora devolverá una página de prueba. Si esta hoja tiene líneas de impresión sólidas, el cabezal está limpio. Si las líneas de impresión salen discontinuas, entonces necesitás limpiarlo.
Cómo limpiar los cabezales de tu impresora
El polvo y la tinta vieja y seca pueden ser los culpable de las obstrucción en los cabezales. Este importante componente puede formar parte del cartucho de la impresora o estar integrado en ella. Y sí, adivinaste: eso depende de la marca y modelo del periférico.
Para hacerlo deberás chequear el manual o consultar con el fabricante de la impresora o de los cartuchos para obtener las instrucciones especificas.
Dos consejos para limpiar los cabezales de tu impresora
Recordá que limpiar los cabezales de la impresora alargará su vida útil. Para ello te damos dos consejos:
- Imprimí una página de prueba que utilice la mayor cantidad de colores, al menos una vez cada dos meses. Así sabrás cuál es el más usado, el cartucho que necesita ser reemplazado y podrás comprobar si los cabezales se están tapando.
- Si no tenés el manual, es casi seguro (a menos que sea una impresora muy vieja) que lo encuentres en Internet. Con ingresar en Google la marca y modelo aparecerán las instrucciones para descargar o verlo en línea.
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2 - Actualizá el software de la impresora y sus controladores
Todos los dispositivos, incluso las impresoras, requieren actualizaciones para que sigan funcionando sin problemas y estén protegidos ante vulnerabilidades. Principalmente ahora, que ya hay varios modelos que tienen conexión a Internet y operan de manera inalámbrica también por bluetooth, es primordial prestar atención la seguridad.
Comprobar las actualizaciones en el sitio web del fabricante de la impresora es algo que deberás hacer regularmente. Así tendrás siempre la última versión de los controladores y los parches de seguridad.
3 - Limpiá el polvo de todos los rincones de la impresora
Las impresoras se llenan de polvo. Es inevitable. Especialmente las que no se usan muy a menudo. Procurá limpiarla seguido, no solo por afuera, sino también por dentro. De esta manera evitarás que se acumule suciedad y mugre en componentes y botones que tarde o temprano afectarán el funcionamiento de la impresora.
Otro punto clave: las impresoras suelen desarmarse fácil. Al menos su carcasa. Una vez retirada, intentá remover el polvo y la suciedad de las plaquetas, engranajes y demás, de manera delicada con un paño suave, seco y sin pelusas. Un hisopo de algodón también es útil para las uniones y hendijas. Pero tenés cuidado de no pasarlo por algún puerto o componente electrónico porque podría dejar alguna pelusa.
Otra opción es usar aire comprimido. Se consigue en ferreterías, generalmente vienen en lata y contienen un práctico difusor para llegar a todos los rincones de cualquier dispositivo electrónico.