El arte y los avances tecnológicos se encuentran en numerosas intersecciones. Por mencionar solamente algunos ejemplos, hemos hablado de las funciones que ofrece Google para “colgar” cuadros famosos en nuestras casas; de una iniciativa que “revivió” a Salvador Dalí con inteligencia artificial; y de la reciente reconstrucción de una pintura de Rembrandt gracias al aprendizaje automático.
Ahora somos testigos de un nuevo punto de encuentro entre aquellas esferas, gracias a una noticia que llega desde el viejo continente. ENEA, una agencia dependiente del gobierno italiano dedicada a inyectar nuevas tecnologías en diversos ámbitos, anunció un programa para implementar realidad aumentada y ciencia de datos en los museos de aquel país.
La propuesta no es generar experiencias artísticas con esa tecnología, sino utilizarla para medir el comportamiento de los visitantes, el interés que generan las diferentes obras y recopilar esa información para avanzar hacia una mejor gestión de esos centros. La iniciativa es impulsada en colaboración con la agencia I+D de aquel país europeo, uno de los más prolíficos en cantidad de museos.
“El proyecto ShareArt se presentó en Bolonia (…) para monitorear la apreciación y el uso de las obras de arte por parte de los visitantes, gracias a la inteligencia artificial y las aplicaciones de big data”, explicaron desde ENEA. “El innovador sistema es capaz de medir la satisfacción que genera una obra de arte compartiendo numerosas informaciones obtenidas mediante el registro y seguimiento de determinados indicadores, sin involucrar directamente a los visitantes. La medición es posible gracias al uso de una aplicación que obtiene datos mediante la exploración de grandes cantidades de información”, añadió la agencia.
En concreto, la tecnología propuesta consta de cámaras junto a las obras que monitorean a los concurrentes. Analizan cuánto tiempo pasan las personas frente a un cuadro, qué tan cerca se ubican, y otras variables de comportamiento. Esa información se recopila y sirve para establecer un valor acerca de la atracción que generan las piezas exhibidas.
Según comentaron desde la mencionada agencia italiana, el sistema es en parte una forma de impulsar a las personas a regresar a las galerías y los museos luego de muchos meses de bloqueos, consecuencia de la pandemia de coronavirus. Pero además es un método que servirá para tomar decisiones relativas a las muestras, dando más protagonismo a determinadas obras, cambiar su ubicación en las instalaciones o extender el tiempo de exhibición.
El sistema consta de una serie de dispositivos de adquisición de datos, actualmente disponibles en el mercado a bajo costo, que, equipados con una cámara, recolectan la información y la envían a un servidor central para su almacenamiento y procesamiento.
Aunque la idea se remonta al año 2016, museos como el Istituzione Bologna han comenzado recientemente a implementar el sistema ShareArt, señala la publicación Bloomberg. Según la fuente, el sistema ya entrega datos sorprendentes a los investigadores. Por caso, que el tiempo promedio de observación de las obras de arte es de solo cuatro a cinco segundos, y que muy pocas piezas capturan la atención de los visitantes durante más de 15 segundos.
// Un museo holandés usa la realidad aumentada para sumergirse en una obra de Rembrandt
Los expertos involucrados en esta movida añadieron que cuando los asistentes a los museos ya no deban usar barbijos, el sistema podrá rastrear su gestualidad (sin comprometer la privacidad) y que esas mediciones permitirán, además, monitorear reacciones cognitivas y emocionales provocadas por el arte exhibido.