El Cuy (significa el cuis, el pequeño roedor) es un pueblo muy chiquito casi en el centro exacto de Río Negro. Queda a 130 kilómetros de General Roca, donde todos tienen familiares. El Cuy tiene unos 600 habitantes que en su mayoría se dedican a la ganadería.
Es un pueblo diminuto, de pocas cuadras, en una de las regiones más frías del país. La vida transcurre entre el sol y la nieve pero una preocupación se volvió clave: las comunicaciones.
Ninguna compañía celular tiene servicio en la zona, las antenas que les daban señal VHF (banda civil de radio) se cayeron un invierno lejano y nadie las reparó. Y ningún proveedor tuvo jamás interés en llevar Internet a la zona.
Los vecinos se arreglaron como pudieron. Montaron su propia antena. Una sola. Reciben 10 megas para todo el pueblo (siempre que las inclemencias del tiempo lo permitan) y los pequeños metros cuadrados y al aire libre con wifi se convirtieron involuntariamente en un santuario, en el epicentro del lugar.
En pleno siglo XXI y sin la menor voluntad snob de vivir desconectados, ¿cómo es vivir con Internet a cuentagotas?
