Su historia de fondo es triste. Formado por la violencia de una sociedad corrupta, vil y que escupe malvados en todas las esquinas. Huérfano en la pubertad, sus padres fueron asesinados por maleantes que robaban a cualquiera, en cualquier lugar. Su vivencia forjó su identidad. Sin poderes, enfrentó a los peores malos, mafiosos y seres estrafalarios que pueda tener una sociedad. Lo único que tenía era el dinero heredado de su padre, con el que inventó cada una de las exóticas armas que usó en cada batalla contra la delincuencia.
Hoy se celebra el "Batman Day", a más de 75 años de la creación de Batman, el superhéroe más humano del universo de las historietas y el que más películas protagonizó en la historia del cine. La fecha para hacerle un homenaje al encapotado fue elegida por la propia empresa que ideó al héroe de Ciudad Gótica, DC Comics, y para eso optaron por el 23 de julio, día en el que comienza la famosa convención de historietas Comic-Con, en San Diego, California.
Batman fue creado por Bob Kane y su primer relato fue publicado en la revista de historietas Detective Comics 27, lanzada por la editorial National Publications en mayo de 1939. A partir de allí, nada iba a ser lo mismo.
Con el correr de los años Batman disputó el liderazgo de ventas de DC con muchas de las historias de otra mega estrellas de las viñetas, su ¿amigo? Superman. Luego, en la década del 60, llegaría al estrellato televisivo absoluto, con ese estilo pop casi andywarholiano que impuso a un "Bruno Díaz" con panza, Robin, twist y muchísimo color.
Pero la aparición del hombre de Krypton en el cine a fines de la década del 70, con las sucesivas secuelas que tuvo, llevaron a que desde los grandes estudios también quisieran poner a prueba a Bruce Wayne. Así, Warner, que tenía los derechos, contrató a Tim Burton. El "emo" de los directores comenzaba a forjar su camino junto al hombre murciélago.
Burton filmó dos películas. Batman y Batman Returns mostraban un Bruce Wayne cuarentón -Michael Keaton- distante de la sociedad, antipático, con algo de humor negro y con una oscuridad inusitada para películas familiares. Pero Tim lo hizo y encandiló al público. En ellas, aparece el mejor Pingüino de la historia, Danny DeVito, y la más hermosa de las Gatúbelas, Michelle Pfeiffer. Párrafo aparte merece el Guasón que compuso Jack Nicholson, un siniestro y desquiciado personaje que dejó varias escenas memorables.
Luego fue el turno de Joel Schumacher, que estuvo a punto de arruinar la franquicia. Con su grandilocuencia, colores histriónicos y poca cintura fílmica pretendió darle un giro a la oscuridad burtoniana. Batman Forever y Batman y Robin, la primera con Val Kilmer y la segunda con George Clooney, casi dejan al encapotado en la lona. Pero ahí estaba Christopher Nolan para salvarlo.
En 2005 se estrenó Batman Begins y todo tomaba otro color. La recaudación estalló por el cielo con una historia adulta, diferente a la de Burton, donde se mostraba cuál era la escencia del superhéroe. Qué lo había forjado. Cuáles eran sus incios, sus orígenes. Con un excepcional Christian Bale, el mejor Batman de la historia, Nolan pudo realizar una trilogía impecable que dejó el camino abierto para que otros tomen su posta y proyecten nuevas historias.
El Caballero de la Noche y El Caballero de la Noche Asciende son dos grandes películas que dejan en claro que el cine de género puede y debe nutrirse del drama para contar un relato propio de una historieta. En una de ellas aparece el mejor Guasón que alguna vez haya existido en una historia de Batman. Heath Ledger, quien nunca pudo ver el fruto de su trabajo porque murió antes, diseñó un villano tan imprevisible, exorbitante como fascinante.
Ahora, con Ben Affleck en la piel de un nuevo hombre murciélago, se verá su interacción con Superman y el esperado nacimiento de la Liga de la Justicia, ese proyecto demorado por los años que vio como Marvel lo primereaba con sus Avengers.
Ese chico rico pero triste, formado por la extrema violencia de una ciudad gris, espesa y carcomida por la delincuencia, seguirá teniendo muchas otras historias que contar. Muchos años más. Por suerte.