En la actualidad, comprar una obra de arte es costoso y más si pertenece a un autor reconocido. Para los fanáticos, la mayoría de los museos ofrecen pósters o réplicas impresas en lienzo a bajo precio. Pero hay otra alternativa.
La novedad la presentó una empresa rusa llamada Prixel, que se dedica a imprimir cuadros de maestros como Van Gogh, Matisse o Picasso en una impresora 3D que es capaz de replicar, no sólo la paleta de colores, sino también el volumen de los trazos del pincel sobre el lienzo. Algo que sin lugar a dudas aporta una mayor fidelidad a la réplica.
Prixel desarrolló un sistema de impresión 3D capaz de emular el estilo de los trazos de diversos artistas trabajando en seis capas diferentes para obtener así la textura, el volumen y el acabado adecuado.
Si sos un experto en la materia podés encargar una reproducción más detallada con hasta 20 capas, con lo que según los creadores del sistema, sería casi indistinguible del original.
Habría que ver que opinan de esta afirmación los expertos y averiguar cómo han obtenido la información precisa de las pinceladas de cada cuadro sin haberlo escaneado.
El precio de estas copias digitales 3D comienza en los 200 dólares, pero depende en gran medida del cuadro o el artista y del número de capas empleadas. Por el momento solo se venden a través de Internet pero aseguran estar en negociaciones con museos como el MOMA de Nueva York o el Hermitage de San Petersburgo para vender las copias en las tiendas de souvenirs.