La NASA fue tendencia otra vez esta semana al compartir una curiosa imagen de la superficie de Marte. La fotografía se hizo viral en las redes sociales cuando muchos usuarios expresaron su asombro al notar una formación rocosa que se parecía a la cara de un oso.
La particular silueta fue capturada por la cámara HiRise de la sonda Mars Reconnaissance Orbiter, nave espacial que orbita el planeta rojo, a una altitud de 251 km.
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Este descubrimiento se suma a una larga lista de formas en Marte que evocan figuras reconocibles, un fenómeno conocido como pareidolia, donde el cerebro humano interpreta patrones aleatorios como imágenes familiares.
Qué es en realidad la cara del oso descubierta en Marte
A diferencia de imágenes anteriores captadas en Marte, que dejan lugar a diferentes interpretaciones, aquí no hay ni un mínimo de duda de que la foto compartida por la NASA es muy similar a la cara de un oso.
La explicación de la agencia espacial fue muy simple: se trata de una formación rocosa natural. Lo que se ve en la imagen no es más que la casualidad de una secuencia de acontecimientos que tuvieron lugar en la superficie marciana a lo largo de muchos años.
Los “ojos del oso” son dos cráteres de tamaño relativamente pequeño y el hocico es una colina con una estructura en forma de V que podría tener su origen en actividad volcánica antigua.
Que una imagen de aspecto extraño proceda de Marte no debería sorprender en absoluto. La NASA planea una incursión más allá de la Luna, por lo que se está llevando a cabo una intensa vigilancia del planeta vecino y hasta el más mínimo detalle es captado y compartido.
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El interés por estas imágenes no solo radica en su curiosidad visual, sino también en lo que pueden revelar sobre la historia geológica de Marte. Las formaciones rocosas son el resultado de procesos naturales como la erosión y la actividad volcánica, lo que ofrece pistas sobre cómo era el planeta en el pasado y si alguna vez pudo haber albergado vida.
A medida que las misiones a Marte continúan, los científicos esperan descubrir más sobre su geografía y potencial para futuras exploraciones humanas. La fascinación por estas formaciones rocosa no solo alimenta la curiosidad pública, sino que también impulsa investigaciones científicas sobre el planeta rojo y su historia.