Investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca recogieron las señales magnéticas de la Tierra que captan los satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) y tradujeron esas frecuencias a sonido audible para los humanos. El resultado: un aterrador bramido que se reprodujo en una plaza danesa.
El sonido del campo magnético de la Tierra
Este campo que nace en el núcleo de nuestro planeta es una barrera que nos protege de las partículas cósmicas y de la radiación solar.
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Los científicos usaron la información que recogen los satélites Swarm de la ESA, tres unidades equipadas con sensores y magnetómetros que se encuentran en órbitas diferentes para crear un detallado mapa del campo magnético de la Tierra.
Para este experimento se utilizaron las mediciones satelitales y se tradujeron las frecuencias magnéticas en sonidos. En los audios divulgados por la agencia espacial del viejo continente oímos una pista que parece salida de una película de terror.
No se trata de una respiración agitada, bramidos o crujidos en medio de un temblor, sino de la traducción creada por los científicos de la universidad danesa.
El magnetismo de la Tierra convertido en arte
En el video que abre este repaso vemos al músico Klaus Nielsen, que colaboró con los investigadores para convertir los sonidos del campo magnético terrestre en un proyecto artístico.
Tal como cuenta el sitio Gizmodo, Nielsen usó las grabaciones, las amplificó y colocó parlantes para que el sonido llegue desde las entrañas de la Tierra, en una plaza de Copenhague.
“Conseguimos permiso para acceder a un interesante sistema de sonido compuesto por 30 altavoces ubicados en el subsuelo bajo la plaza Solbjerg en Conpenhague”, comentó Nielsen. Los investigadores y el músico retransmitieron el inquietante sonido tres veces al día, durante una semana. “El rugido del campo magnético de la Tierra está acompañado de una representación de la tormenta geomegnética que tuvo lugar el 3 de noviembre de 2011 y suena bastante aterrador”, explicaron.
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Según dijeron desde la Agencia Espacial Europea, la intención de este proyecto no fue asustar a la gente, sino que ha sido “una forma peculiar de recordarnos que el campo magnético existe y, aunque su estruendo es un poco desconcertante, la existencia de vida en la Tierra depende de él”.
