Después de semanas de entusiasmo y preparación, este viernes al mediodía, trece alumnos del único establecimiento educativo de la Base Esperanza en la Antártida, concretaron un hito histórico: conversaron en vivo y en directo con un astronauta de la Estación Espacial Internacional (EEI).
“Fue un momento mágico, realmente fue muy emocionante ver la cara de los niños. ¡Es un sueño cumplido haber conversado con un astronauta del espacio!”, expresó Soledad Otaola, maestra de la escuela N°38 “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín” de la Antártida Argentina.
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La “comunicación espacial” fue sin duda una experiencia inolvidable para los chicos de la única escuela que hay en el lugar. En rigor, los alumnos que concurren al establecimiento son hijos e hijas de las personas que trabajan en la Base Esperanza.
Los niños ingresan a las 8:30 de la mañana, van a almorzar a sus casas y regresan a la escuela hasta las 17 horas. Pero las condiciones climáticas no siempre son las mejores: muchas veces deben atravesar caminos de inmensa cantidad de nieve y vientos muy fuertes. Con todo, Soledad cuenta que “disfrutan muchísimo llegar a la escuela”.
La llamada más esperada
El hecho inédito ocurrió entre las 12:17 y las 12:25, hora de Argentina. Durante ocho minutos, Justino Palmas, Abril y Camila Bruno, Milagros Genez, Áxel y Melanie Fernández, Danilo Barrios, Pauola Otaola, Octavio Morales, Ciro y Priscila Palma, y Lautaro y Benjamín Rivas le hicieron preguntas al astronauta norteamericano Kjell Lindgren, el tripulante de la EEI que respondió por radio desde la nave que orbita la tierra a 400 kilómetros de su superficie y mientras se desplaza a unos 27.800 kilómetros por hora.
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Al finalizar la comunicación, el astronauta dejó un consejo a todos los que quieran seguir el sueño de viajar al espacio: “A quien quiera ser astronauta le diría que haga su mayor esfuerzo. Trabajen duro, pero si no consiguen su meta de estar aquí, aprovechen el recorrido y dedíquense a las múltiples actividades que existen para estudiar el espacio desde la Tierra”, expresó el tripulante.
“Los chicos lo disfrutaron un montón. Yo creo que tomaron dimensión real de lo que estaba pasando en ese mismo momento. Los vi muy emocionados”, confesó Soledad Otaola a TN Tecno. “Lo que pasó fue algo único y maravilloso”, agregó.