La asistencia a videollamadas aumentó exponencialmente durante la pandemia y las medidas de aislamiento social y, amén de las paulatinas flexibilizaciones y merma de la crisis sanitaria, ese método de comunicación se estableció como rutina en muchas áreas de trabajo. Las reuniones virtuales son tantas, que incluso se llegó a hablar de la “fatiga de Zoom”, un síntoma asociado a la gran cantidad de llamadas con video.
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En ese marco nos enteramos de una posible solución que, huelga decir, también genera polémica. Se trata de Beulr, una app que finge la asistencia del usuario a una reunión en Zoom cuando éste podría estar haciendo cualquier otra actividad, incluso durmiendo.
Cómo funciona Beulr
Pronunciada “Bueller”, la aplicación se anunció recientemente en un programa de la cadena estadounidense ABC. ¿Cómo funciona? Crea la ilusión de que una persona asiste a una reunión virtual.
La herramienta corre desde un sitio web (en navegadores) e inicia sesión como invitado en forma predeterminada o también con las credenciales del usuario en Zoom para que su nombre aparezca en la lista de asistentes. El secreto es la capacidad de programar la aplicación para que ingrese a la videollamada (hay que hacerlo desde un calendario) y luego muestre un video en bucle, que crea la ilusión de que la persona está allí frente a la cámara de su dispositivo.
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Siendo que el video se repite en loop, no es necesario que la grabación sea demasiado larga. Ese contenido hay que grabarlo con anticipación y subirlo para que esté disponible más tarde. Otro dato a tener en cuenta: Beulr funciona desde la nube y entonces ni siquiera es necesario que la computadora esté encendida durante la reunión.
¿Cuánto sale Beulr?
Siguiendo a Phone Arena, existe cierta confusión respecto a si la herramienta pide o no un pago. El desarrollador de la aplicación dijo en televisión que cobraba alrededor de 7 dólares mensuales, pero más tarde explicó que actualmente no hay ningún cargo por usar la aplicación.
Las limitaciones de Beulr
Tal como señalamos, esta herramienta permite programar el ingreso a una reunión en Zoom, que aparezca el nombre del usuario en la lista de asistentes e incluso muestra un video como si estuviera realmente allí. El truco tiene sus limitaciones: ¿qué ocurre si alguien pide que se interactúe? ¿Si le hace una pregunta al usuario que echó mano a Beulr?
La respuesta es evidente: su artimaña se derrumbará. Aunque siempre podrá alegar que hubo una falla en la conexión o que su voz no se oía por un problema en el micrófono.
Si nadie lo descubre, una vez finalizada la reunión el usuario puede descargar un video de la reunión virtual para saber qué ocurrió allí.