Todo depende de la persona, de sus circunstancias y de la importancia que le dé cada uno al lapsus. Pero no hay que esperar a las fechas especiales para expresar afecto.
La agresividad o el aislarse no es la solución si realmente se quiere mejorar el diálogo. Hay que buscar caminos constructivos, que darán un buen resultado si hay un compromiso real de ambos lados.