El acto tiene que ser sincero y mucho más que una cuestión de educación. Agradecer ayuda a desarrollar una conciencia plena de los aspectos positivos de nuestra vida.
Es la cualidad que, por sobre todas las demás, distingue a los seres humanos. Se trata de la oportunidad que nos abre cada día para reconocer los distintos matices de la vida, aunque estemos pasando por situaciones desafiantes y malos momentos.