Hace diez años, los geólogos Federico Carballo y Andrés Folguera se toparon, de casualidad, con un fenómeno que los iba a sorprender. Estaban en Villa Traful estudiando el comportamiento de la Cordillera de los Andes cuando un poblador les pidió que lo acompañaran al Bosque Sumergido, una de las atracciones turísticas más bellas de nuestro país.
El bosque nació por el desprendimiento de un sector del cerro que bordea al Lago Traful. Toneladas de rocas y más de 60 cipreses se desplazaron y hundieron en el fondo del lago, y lo increíble de este fenómeno es que la estructura del bosque no se modificó más allá del derrumbe.
Lo que llamó la atención de los científicos es que el sector de montaña que no se hundió está en constante movimiento. Durante diez años pudieron recolectar evidencia que demuestra que, en caso de generarse un desequilibrio brusco en la zona, la ladera podría desplomarse en el lago y provocar un tsunami lacustre. Este fenómeno se daría a tres kilómetros del pueblo y pondría en peligro a sus habitantes.
