Este martes se conoció el testimonio de Julián Darío Bartoli, una nueva víctima del cura Eduardo Lorenzo, que era el confesor del padre Julio César Grassi y que actualmente sigue siendo sacerdote en la Inmaculada Madre de Dios, de Manuel Gonnet, tras ser el capellán del Servicio Penitenciario Bonaerense.
Hace más de 11 años que Lorenzo tiene una denuncia penal por abuso sexual con acceso carnal agravado y está libre. “El abuso del cura Lorenzo me persiguió hasta en el vínculo con mi hijo”, le dijo Bartoli a TN.
El joven manifestó que fue abusado por el sacerdote. "Fue en el colegio Nuestra Señora de Lourdes entre 1999 y 2001, cuando tenía 13 años y recién comenzaba mi adolescencia”, contó. “Con los foros de seguridad del barrio se metió de lleno en la vida de la iglesia y la escuela que usó como lugares para esconderse a plena luz del día detrás de su sotana -continuó-. Tenía la imagen de un cura párroco que elegía a sus víctimas en esos lugares”.
Julián está casado, es padre de dos hijos y tiene una empresa de energías renovables, pero recién después de 20 años logró poner en palabras el abuso que sufrió de parte del sacerdote.
“Durante los dos años de abuso mi vida se tornó un calvario psicológico, en el que yo era sometido todos los días a diferentes tipos de maltrato causados a veces solamente por cómo estaba vestido, o porque no había llegado a horario a la preparación de la Misa o me cortaba o no el pelo. En conclusión, cualquier cosa era válida para destruir mi autoestima”, recordó Julián.
Eduardo Lorenzo era el capellán del Servicio Penitenciario Bonaerense y confesor del padre Grassi, quien fue condenado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores.
En su relato, Julián recordó: “Este cura tiene como modus operandi hacer fiestas en quintas que él mismo alquila. A la noche siempre hay alcohol, nunca hay mujeres y siempre hay varones mayores y menores de edad. Habiendo sido invitado a una fiesta, él me mandó a llamar a su habitación y cuando entré estaba semidesnudo, acostado en su cama y exhibiendo su pene. ¿Qué les parece que esto genera en la psiquis de un chico? Al día de hoy no puedo acordarme qué pasó y qué me hizo”.
“Hasta los 24 años todo esto se mantuvo escondido dentro mío hasta que conocí a Marianela, quien hoy es mi esposa y la madre de mis dos hijos, a quien pude contarle el trauma más grande de mi vida”, confesó.
Pero todo se puso oscuro y lo temores de Julián regresaron: “Los fantasmas volvieron a aparecer con el nacimiento de mi primer hijo, Ignacio. Los abusos de Lorenzo hicieron que cuando lo bañara, durmiera con él, lo abrazara o diera besos temía por que no fuera a pasar lo mismo que él me hizo. Además, sufrí ataques de pánico. Todo esto se transformó en una mochila que debía cargar cada día de mi vida”.
Para cerrar, Bartoli manifestó: “El día que hice la denuncia me saqué esa mochila que venía llevando hacía más de 20 años. Lo peor eran los pensamientos oscuros, los ataques de pánico, las palpitaciones, verlo a Lorenzo todas las semanas en la calle en gente que ni siquiera se le parecía, pero dejé de tener pesadillas y me siento más liviano que nunca”.