Una travesura casi provoca una tragedia en las últimas horas en el interior de una casa de la localidad bonaerense de Monte Grande. El protagonista, un nene de apenas dos años, se metió por sus propios medios en un secarropas pero después no pudo salir.
El insólito accidente doméstico ocurrió el lunes por la noche y, tras la sorpresa inicial, los padres del chico cargaron el aparato arriba de una camioneta y lo llevaron hasta el cuartel de Bomberos en busca de ayuda.
A través de su cuenta en Facebook fueron justamente los Bomberos Voluntarios de Esteban Echeverría quienes dieron a conocer el hecho, tras rescatar al nene usando herramientas hidráulicas para cortar las partes de acero del electrodoméstico.
“En horas de la noche se hizo presente en nuestro Cuartel Central una familia manifestando que tenían a un niño de 2 años de edad atrapado en un secarropas. Inmediatamente la guardia realizó las maniobras correspondientes para liberarlo exitosamente”, describieron en la red social.
En diálogo con El Diario Sur, uno de los bomberos que participó de la operación casi “quirúrgica” para no lastimarlo, comentó que el nene “se encontraba en llanto y muy asustado”. Afortunadamente, después de varios minutos pudieron sacarlo ileso y devolverlo a su familia.
En pleno aislamiento, el peligro está en casa
Golpes en la cabeza, en los dientes, heridas cortantes e intoxicaciones son algunos de los accidentes domésticos con chicos que, en esta época de aislamiento por la pandemia, aumentaron exponencialmente aunque, casi todos, podrían evitarse.
“La palabra accidente remite a un desatino, mala suerte o a algo inevitable pero es fundamental desarrollar una visión crítica por parte de los padres o los cuidadores para detectar a tiempo las posibles causales de un incidente, que en el hogar son muchas”, advierte Mariale Ghiggi (M.N. 90.166), del departamento de pediatría del Hospital de Clínicas, en una entrevista con TN.com.ar.
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Según ella, más de la mitad de los episodios es evitable. Hablar de prevención en estos casos significa anticipar, desconfiar y desarrollar la capacidad de ver aquellas superficies hogareñas como peligros para los más chicos.
En este sentido, remarcó: “Recorrer la casa con la mirada de chico es crucial. Hay muchos objetos peligrosos que resultan atractivos para los menores como medicamentos o cuchillos”.
