Mientras el pesquero Rigel desaparecía de todos los radares el sábado, otro buque estuvo a la deriva y sus tripulantes debieron ser rescatados. Se trata del Antonio Álvarez, que se quedó sin propulsión y fue alcanzado por un temporal. Por esta razón, el Conarpesa I tuvo que socorrerlo.
El hecho ocurrió el viernes a la noche, frente a las costas de Camarones, localidad cabecera del departamento Florentino Ameghino, en Chubut.
En declaraciones al medio local Cuatro Vientos de Necochea, Walter León, uno de los 30 tripulantes contó que el calvario que tuvieron que vivir. "Al mismo tiempo de la tragedia del Rigel, nosotros en el Antonio Álvarez, capeamos el temporal porque el capitán no quiso ir a resguardo o fondear porque iba a perder tiempo de pesca", señaló el marinero.
La odisea que soportaron los tripulantes estuvo marcada por dos factores: el temporal y, también, el error humano. De acuerdo con León, "el jefe de máquinas hizo una mala maniobra" y por esa razón "se quemó el motor y quedamos sin corriente a la deriva".
Consultado por el estado del barco, aclaró que estaba al 50% de su rendimiento. "No teníamos trajes de neoprene y tampoco bomba de achique", relató León. Y agregó que cada vez que tienen que salir al mar, los tripulantes tienen miedo: "Rezamos a todos los dioses. Si nos pasó esto, a un barco 40 metros de eslora y 110 toneladas de carga, imaginen lo que le puede hacer a un barco como el Rigel, mucho más chico", concluyó el tripulante.
