Lele Cristóbal es uno de los chef más importantes que tiene la argentina. El quilmeño que tuvo su formación en Europa es el dueño del ya mítico Café San Juan. Sus exquisitos platos hacían que uno hiciera una reserva con 10 días de anticipación. Es así que tuvo que abrir La Cantina y La Vermutería porque ya no daba a basto. Pero llegó la pandemia y con ella la cuarentena y tuvo que reinventarse. Decidió hacer platos más económicos y por sus redes sociales, desde el encierro, regaló 100 recetas en 100 días. Una idea diaria para que la gente pudiera cocinar en pleno aislamiento.
Su pasión por la cocina lo llevó a expresarse con sus platos. Telenoche estuvo con él para que contara esta experiencia de enseñar desde su casa y transformar su restaurante para poder subsistir. Su objetivo es resistir y poder pagar a su gente, los empleados que lo acompañan en esta aventura desde hace años. Junto a su mujer y socia laboral Cecilia Ergueta hace 30 días que trabajan sin parar. Por sus bajos precios los hospitales le compran comida pero una vez por semana hacen una donación de 120 platos. Así es que la reconversión no les deja descanso para poder mantenerse en pie.
Es así, las recetas de Lele promedian las 100 mil reproducciones en sus canales. "Teníamos restaurantes y ahora tenemos un gran delivery", cuenta. "Gracias a las recetas sacamos los platos que estamos vendiendo ahora", confiesa junto a su mujer.
¿Y las redes sociales? "El Instagram empezó como un chiste, filmamos el desayuno", aseguran pero eso es lo que provocó la transformación porque como Lele lo dice, se trataba "del menú del barrio". Ahora los precios cambiaron: tienen platos de $220 por día y otra ración semanal de $1540.
"Tenemos los bici voladores", dice Cecilia porque sus mismos empleados son los que llevan la comida. No son los únicos: ellos mismos, con su auto, hacen los repartos.
En el salón armaron un "call center" para poder tomar los pedidos por todas las vías. La imagen parece ser la de una empresa de telemarketers pero es un restaurante. Con asistencia del SAME tomaron todos los protocolos sanitarios para poder mantenerse en pie. Y es así como lo define Lele: "De esto se sale trabajando".
