Alejado de la zona más turística de Moscú, en el noreste de la ciudad, se encuentra un mercado donde su especialidad son los souvenirs como las famosas matrioshkas o muñecas rusas. Las hay de todos los tamaños, diseños y colores. Algunas conservan sus dibujos más tradicionales, pero debido a la gran cantidad de turistas de todo el mundo, han ido adaptándose para todos los gustos.
El mercado tiene como característica que está hecho como un pequeño castillo. De hecho se llama Kremlin de Izmailovo, y por momentos recuerda a la República de los Niños de La Plata. Se trata de uno de los lugares donde podremos adquirir también algunos recuerdos de la URSS, como pines, trajes de pilotos de guerra, sombreros de oficiales del Ejército Rojo, y muchas cosas más.
Uno de los puestos sorprendió con varias matrioshkas dedicadas a presidentes o primeros ministros de todo el mundo, entre los que se encontraba el mismísimo Mauricio Macri.
La matrioshka tradicionalmente está compuesta por cinco muñecas (las hay de muchas más, pero siempre tiene que ser un número impar), y en este caso no fue la excepción. Dentro de la sorpresiva matrioshka macrista encontramos a Cristina Fernández de Kirchner, a la que a su vez contenía a Néstor Kirchner, Eduardo Duhalde y a Eduardo Camaño. El hombre que estuvo unas horas en el convulsionado diciembre de 2001 tiene su mini matrioshka. La cuenta termina ahí, pues si hubiesen agregado a Rodríguez Sáa, Puerta, De la Rúa, Menem y Alfonsín, terminábamos con una matrioshka del tamaño de un grano de arroz.
De todas formas, si fuera por popularidad, el gran ganador del mercado de Izmailovo es Vladimir Putin. Es posible encontrar todo tipo de regalos relacionados con el presidente ruso: imanes, matrioshkas, pines, llaveros, tazas, remeras y hasta petacas de alcohol con su rostro.
Otro detalle es que los vendedores del mercado son expertos en todos los idiomas: ¡hasta hablan en español! Un rareza en esta capital rusa en la que son muy pocos los que hablan algunas palabras de inglés. Sobre los precios, los mismos se pueden regatear hasta en un 10% del valor original, pero no son muy adeptos a que les cambien el precio anunciado.
El mercado abre todos los días, pero los fines de semana son los días más concurridos, donde todos los puestos ponen sus mercaderías a la venta.