Es una cotorra salvaje de las típicas verdes, chiquitas, pero a través de la convivencia con humanos se volvió una mal llevada.
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El carácter de Ricky y sus travesuras sorprenden a los usuarios de TikTok, donde su dueña Florencia le abrió una cuenta.
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Parte de sus travesuras es meterse en una alacena y hacer de las suyas. Se adueña del lugar, tira cosas y se enoja si lo contradicen. Al parecer, le encanta agarrar cajitas como la de sobres de edulcorante, zamarrearlas y morderlas hasta que se rompen.
Habla bastante y además canta y se ríe cuando hace alguna “maldad”.
Su dueña, Florencia, declama en su bio que la cuenta de TikTok es más del loro que de ella.
