Tras permanecer varios días internada con respirador por complicaciones derivadas del coronavirus, Ramona Medina murió este domingo a los 42 años. La comunicadora fue delegada de la revista Garganta Poderosa, donde se consolidó como referente del Barrio 31. Era una de las voces que con mayor fuerza reclamaban mejoras en las condiciones de vida de los sectores más vulnerables.
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Previo a la crisis sanitaria, Ramona trabajaba junto a su marido como gestora de trámites para personas con discapacidad, coordinando sus traslados a escuelas y centros de terapia. Integraba el área de salud de la Casa de las Mujeres y de las Disidencias de la Asamblea de La Poderosa.
Mucho antes de que su salud desmejorara producto de la enfermedad, había realizado una serie de denuncias acerca del "sometimiento a las condiciones infrahumanas que padecía en la Villa 31".
De acuerdo con el medio del que formaba parte, además llevaba dos años pidiendo por una solución habitacional, ya que "vivía en condiciones de hacinamiento".
Sin embargo, en los últimos días y en plena pandemia por coronavirus, su lucha más férrea fue por la recuperación de un bien tan básico como indispensable: el agua. Es que había denunciado en las redes sociales que el suministro era nulo en varias zonas del barrio, por lo que requirió al Gobierno de la Ciudad una solución inmediata.
"Hoy es 3 de mayo y llevamos ocho días sin agua. Nos piden que nos higienicemos y que nos lavemos las manos", dijo en una de sus publicaciones en las redes sociales, y agregó: "Diego Santilli dice que tenemos agua. Que él se quede en mi casa un día y vea el terror, el miedo y la desesperación de no tener agua, y el miedo a contagiarse este virus, que es terrible".
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En las últimas horas, se supo que no solo la comunicadora, sino toda su familia se había contagiado de coronavirus. Su sobrina, sus cuñados y sus dos hijas dieron positivo en el test. Una de ellas está en silla de ruedas, con Síndrome de West y Síndrome de Aicardi.
En tanto, Ramona integraba el grupo de riesgo de COVID-19, ya que era insulinodependiente. Por ese motivo, su cuadro se agravó con rapidez sin que logreara recuperarse.
Su muerte fue confirmada por esta mañana por Nacho Levy, el referente de la Garganta Poderosa, que la despidió con un doloroso posteo enTwitter. En tanto, en declaraciones radiales la definió como "una compañeraza, una activista de fierro y vecina del barrio de toda la vida".
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